Testimonio del Templo de Salomón
¡Buenas noches, obispo!
Viendo una vez más la campaña para ayudar en el Templo de Salomón, me gustaría hablar, con enorme placer, acerca de mi testimonio.
En diciembre de 2011, oí al obispo Macedo hablar del Templo y me llené de un enorme deseo de contribuir.
Independientemente de mi condición financiera en esa época, que era caótica, doné con alegría. Mis empresas estaban endeudadas y sumaban casi 200 mil reales en rojo. El único dinero que tenía, que no era fruto de esas empresas – pues ya hacía más de un año que no retiraba un centavo de ellas –, era un recurso recibido por herencia que mi madre distribuyó entre nosotros, hermanos, y sumaban alrededor de 20 mil reales, lo suficiente para mis gastos durante los próximos tres meses. Eso no resolvería mi problema, además de ir desvaneciéndose con el correr de los meses.
Fue entonces que tomé una decisión y fui a ver al pastor – en aquel momento, el principal de Botafogo (RJ), pastor André – y doné todo lo que tenía. Para no decir todo, me sobraron aproximadamente 2mil reales, que servirían solamente para pagar pequeños gastos ya asumidos.
En fin, hice un desafío, una prueba con Dios, independientemente de la alegría y de la confianza con las que decidí ayudar al Templo, Dios tenía que manifestarse. Era todo o nada, pues 20mil reales no pagarían ni el 10% de mis deudas, además de solamente pagar mis gastos durante unos dos o tres meses más.
Hice mi sacrificio. Después de eso, el pastor André fue hasta mi empresa y determinó que ya en el mes siguiente Dios haría algo. Eso fue exactamente el día 25 de diciembre de 2011.
Obispo, yo solamente esperé, confié y continué haciendo mi parte. No fue fácil, pues el diablo me masacró psicológicamente el día en que entregué el cheque. Sin embargo, en enero, el milagro sucedió. Muchas ocurrieron juntas y no podría explicarlas aquí, solo sé que en enero ocurrió lo imposible, los ojos de los grandes se volvieron hacia nosotros. Dios fue cambiando persona por persona, modificando lo que hasta entonces era imposible, o sea, estaba atado desde hacía años. Más de un año que yo no sacaba un centavo de allá, además de las deudas que solo iban acumulándose.
Obispo, en febrero, que históricamente es el peor mes del año, la empresa ya vendió más que en enero, que es el segundo mejor. Eso no ocurrió en ninguna empresa de este rubro en Brasil. Digo esto porque conozco los números, pues se trata de una gran compañía del ramo alimenticio, con valores significativos.
Hice una donación de 20mil reales para el Templo, mi todo en ese momento, y Dios me devolvió más de 300mil hasta hoy, en poco más de un año. Las deudas se fueron, además de que el año 2012 haya sido bastante regalado, sin contar con causas en la justicia, que estaban detenidas desde el 2004, y fueron liberadas el año pasado también.
Hay una cosa más: Di la seña para un departamento que vale cerca de 1,3 millones y lo negocié por 850mil, cuando jamás había vislumbrado comprar un departamento, o sea, además de la respuesta económica, Dios abrió también mi visión.
En fin, obispo, es eso. Me gustaría dejar registrado aquí mi testimonio, para que otras personas puedan ser también bendecidas.
Agradezco principalmente a Dios, y también a la ayuda y a la dirección de todos ustedes.
Dios los bendiga abundantemente, así como me ha bendecido.
¡Un gran abrazo!
Paulo Grossi
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso

