Testimonio de una abogada de Roma
“Buenas noches obispo. Lo que sigue es un comentario muy fuerte, principalmente para nosotros que hemos luchado para ayudar a esta mujer a conocer al Señor Jesús y entregarse de verdad a Él. Ella está con sed y quiere acertar.”
Obispo Wagner Simões – Italia
Buenas noches obispo Wagner.
Agradezco al buen Dios por haber participado del culto del domingo 13 de noviembre, ministrado por el obispo Edir Macedo y, por eso, voy a contar mi experiencia personal.
Yo escuchaba a algunas personas hablar mal del obispo Macedo, pero, de parte de otras, escuchaba hablar muy bien de él. Como tengo un carácter fuerte, prefiero juzgar, sólo y exclusivamente, con una experiencia directa. Pero no voy a negar que la persona del obispo era un misterio para mí.
No obstante, ese gran hombre de Dios cambió mi fe y no mágicamente. La simplicidad y la fuerza transmitidas por él durante la reunión, me revelaron un concepto diferente de la vida cristiana, pues la religión había destruido mi fe.
Sin exagerar y en el buen sentido, creo que él sería como un papa para los católicos. Y por la Palabra de Dios que salió de su boca, llena de la unción del Espíritu Santo, me mostró la fe genuina.
Yo siempre amé a Dios, pero la etiqueta religiosa me bloqueó. De ser una católica que rezaba el rosario, pasé a tener otra religión, la evangélica.
Por ese motivo, comencé a sentirme perfecta: daba el diezmo, no tenía relaciones sexuales, no fumaba, no bebía, entre otras cosas. Entretanto, mi vida era siempre la misma cosa. Hasta llegué a pensar que Dios era algo de mi imaginación.
El discurso del obispo Macedo, acerca del nuevo nacimiento y del significado de vivir en el Reino de Dios, me liberó totalmente. ¿Sabe por qué?
Porque el mensaje vino de un hombre con una fe auténtica y VERDADERA. Nada construido, nada falso, nada escondido, un hombre ESPIRITUAL que le dio la mano a una mujer ESPIRITUAL, de nombre Rosaria, para salir de la esclavitud de la inteligencia, de la esclavitud de las reglas, de la esclavitud de la cultura.
La liberación que recibí fue tan grande que no consigo describirla por completo en este e-mail, pero de una cosa estoy segura: mi vida cambió a partir de aquel día, fecha que quedará marcada en mi calendario.
En estos días, en pensamiento y oraciones, pedí por la vida del obispo Macedo, para que Dios lo bendijese y protegiese.
Termino agradeciendo a ustedes por el trabajo realizado en Italia, y, sobretodo, al gran hombre de Dios, obispo Macedo.
Con estima,
Rosaria Salomone – Abogada
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso