Sacrificar en el Altar…
El otro día estaba en la iglesia y una señora se dio vuelta hacia mí con cara casi de terror y dijo: “El mes que viene va a comenzar la Hoguera Santa…”
Me di cuenta por el semblante y por el tono de voz que ella estaba alertándome sobre un peligro inminente. Fue algo como: “Allá viene la bomba, ¡cuidado! Pero, ¿saben qué es peor? Que ella no es la única.
Por más que mucha gente no exprese eso en palabras, también sienten ese “miedo” de la Hoguera, pues se ven en la obligación de participar, sea porque no quieren ser mal vistas por los demás, o porque temen ser “maldecidas” por Dios.
Sí, amigos, probablemente ya llega la Hoguera Santa, pero eso debe ser motivo de alegría, pues una oportunidad más de que obtengamos en el altar lo que deseamos.
Particularmente, todo lo que tengo vino del altar, o sea, nació de un sacrificio.
Nuestra casa, nuestro lugar de trabajo, nuestros autos, nuestra empresa e incluso mi libro, que ya es un best-seller, aun habiendo sido lanzado hace solo unos meses.
¿Es fácil sacrificar? Quien dice que es fácil es porque no hizo sacrificio, hizo “sacrifácil”. Es difícil, es duro, a nadie le gusta hacerlo porque tenemos que renunciar a cosas que nos gustan y que incluso necesitamos, pero siempre es por un bien más grande.
Nunca hice un sacrificio sin haber recibido muchas veces más a cambio. Y no solo fueron cosas materiales sino todo lo que necesito para mantener mi fe. Entonces, si alguien viene a aterrorizarlo con la Hoguera Santa, respóndale que no ve la hora de que esa oportunidad llegue.
Y si usted mismo ha visto esta Campaña como un fardo pesado, cambie su mentalidad al respecto. Ore y empéñese con Dios en entender el verdadero significado de la Hoguera.
¿Usted tiene alguna conquista obtenida en el Altar? ¿Qué tal si nos cuenta un poco de sus experiencias? Vamos a mostrarles a nuestros lectores cómo el altar es un lugar de bendición y no de maldición.
¡Nos vemos!
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