thumb do blog Blog Obispo Macedo
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Relatos interesantes

Obispo, no tengo palabras.

¡Ah! ¡Qué Día!

Fue una experiencia sublime, inolvidable. Cuando usted entró con la palabra y la ministración de la oración hubo un refrigerio en mi alma. A pesar de estar cansada por las corridas de la semana, fui determinada y dispuesta, fui en búsqueda de una renovación, ¡¡¡y busqué eso con TODAS MIS FUERZAS!!! ¡Y LO ENCONTRÉ! ¡TODO ESTÁ EN LA FUERZA DE LA ENTREGA!

Lo más espectacular fue que hubo un cambio muy grande en relación a GANAR ALMAS, una necesidad mayor de compartir con los demás esa experiencia, hablar de lo que pasó, ir en búsqueda de los apartados. ¡Una renovación como nunca antes!

“Somos el pueblo de la entrega, el pueblo del sacrificio, el pueblo del altar, el pueblo de los montes… ¡SOMOS LA UNIVERSAL!”

¡Que Dios lo bendiga a usted y a todos nuestros obispos y pastores más y más!

¡Ya estamos en cuenta regresiva para el Simposio del Espíritu Santo!

¡Va a ser un éxito!

Mariana – MA

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¡¡¡Buen día, obispo!!!

¡¡¡Ah, qué día MARAVILLOSO!!!

¡La certeza de que el Espíritu Santo estaba con nosotros en aquel momento fue absoluta! Hasta un milagro sucedió durante su oración. Un hombre que había sufrido un accidente de moto y se había quebrado el hombro comenzó a gritar durante la oración. Parecía incluso una persona manifestando con espíritus, pero cuando fuimos a verlo, él lloraba como un niño, pues en el momento de la oración dijo que sintió un dolor peor del que había sentido el día del accidente, ¡y fue libre!

¡¡¡Su hueso se colocó nuevamente y salió de allá sin fajas en el brazo y moviéndose normalmente!!! ¡¡¡Solo no cree quien no piensa, obispo!!! ¡¡¡¡Fue una verdadera bendición ese día!!!!

Raíssa

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Me desperté hoy renovada. Una paz independiente de lo que estoy pasando. Me gusta el fútbol, pero ayer ni quería saber si mi equipo (Fluminense) estaba perdiendo o ganándole al Flamengo. Con disposición, puse todo mi trabajo al día (pruebas y más pruebas que corregir), en fin. ¡Qué día glorioso! ¡¡¡¡Le agradezco a Dios y a Sus siervos que sacrifican por nosotros por el renuevo glorioso!!!!

Mônica Villa (Brasília)

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¡Buen día, obispo!

Yo estaba apartada, y una noche antes de ese día tomé, hice cosas que desagradan a Dios, pero el día siguiente Él me incomodó y fui a la Iglesia cuando volvía a casa. Una Universal simple, y yo vestida como si estuviese en mi casa: pantalón corto, etc.

Durante el tiempo que estuve apartada, tuve malos ojos y dudas en relación a usted y a la Universal, en fin.

Cuando llegué, y usted oró, e hizo el desafío, recuperé el temor, los buenos ojos. ¡Vino la renovación y la certeza de que aquel fue el día escogido para la transfiguración de mi vida!

¡Aquí estoy en la fe, en la lucha, para mantener lo que Dios me dio ese día! ¡Nunca, en 9 años de idas y venidas, experimenté algo tan real con mi Dios!

Yo lo amo, y alabo a Dios por aquellas palabras. ¡Usted va a oír hablar de mí!

Renata Nunes

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¡Me veo 100% en este comentario!

Para ser sincera, comencé el Ayuno de Daniel, pero enseguida, en la primera semana, desistí, porque no logré mantenerme apartada del fútbol, de las noticias y de internet.

Ya estaba resignada a que esta vez aún no sería mi turno. Pero, el viernes 12, al ver la IURD TV, un pastor dijo: “Si usted no está participando del Ayuno, aún hay tiempo. ¡Haga su sacrificio!”

Me dio una indignación tan grande, que en aquel momento oré a Dios y escribí en un papel todos mis defectos, todo lo que yo odiaba de mí, y que entregaba toda mi vida, mis objetivos y proyectos en Sus manos.

¡Decidí sacrificar mi todo!

¿Cómo ignorar un propósito inédito y tan fuerte? En tantos años de “iglesia” nunca había hecho eso. ¡En vez de derramarme llorando, diciendo que yo Lo deseaba, decidí mostrarle que Lo quería!

¡Convengamos que nada grita más alto que el sacrificio! Y a pesar de haber entrado en el Ayuno a los 45 del segundo tiempo, sacrifiqué, ¡y Él me dio la suprema honra de tenerlo dentro de mí!

Oírlo que me diga que yo soy Su hija amada en el momento del bautismo fue el momento más glorioso de mi vida. ¡Ahora sí, estoy completa y verdaderamente feliz!

Vera

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¡Hola, obispo Macedo y obispo Romualdo!

He experimentado días maravillosos en la presencia del Señor Jesucristo desde que el Espíritu Santo fue derramado en mi vida el domingo (14/04), el Día Especial que marcó para siempre mi existencia.

¡Es algo grandioso! En casa, en el trabajo, en las calles, en la iglesia… Donde quiera que yo esté, o lo que haga, sé que ya no estoy solo. ¡El Espíritu del Dios Vivo está conmigo! Me proporciona vida y paz. ¡Tengo dirección, fuerzas, garra, determinación, certeza en los pensamientos y actitudes!

Y cada vez que medito en la Sagrada Biblia, el Señor habla conmigo, revelándome cosas grandiosas. Mis ojos y oídos espirituales fueron abiertos, me regocijo en el entendimiento de la Palabra de Dios.

Y no hay manera de evitarlo. A cada instante, viene a mi memoria el Momento Grandioso en el que el obispo Macedo levantó las manos y, en el nombre del Señor Jesús, ordenó el derramamiento del Espíritu Santo sobre todo el pueblo valiente de la Universal. Fue única la percepción de, verdaderamente, transformarse en templo del Espíritu Santo. Tuve la certeza de haber sido aprobado en mi esfuerzo de ser obediente a la Voz de la Fe, sacrificar todo mi ‘yo’ y entregarme por entero en los brazos del Señor Jesucristo. Glorifico a Dios por formar parte de esta multitud de bautizados que está dando testimonio por todo el mundo.

¡Ah, qué maravilloso es ser alcanzado por las bendiciones del Padre! Pues está escrito:

“Por lo cual así ha dicho Dios el Señor: Yo he alzado Mi mano, he jurado que las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su afrenta.” Ezequiel 36:7

Y fue exactamente eso lo que sucedió: nuestros problemas, dificultades y enemigos espirituales cayeron por tierra cuando las manos del hombre de Dios fueron levantadas en la propuesta del desafío.

Y erguidas están las vidas de todos los que creyeron y mantienen esa fe. Fue un divisor de aguas, determinando allí, en el Monte Hermón – el Monte de los montes – la llegada de un nuevo tiempo: “Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas, y llevaréis vuestro fruto para Mi pueblo Israel; porque cerca están para venir. Porque he aquí, Yo estoy por vosotros, y a vosotros Me volveré, y seréis labrados y sembrados.” Ezequiel 36:8-9

El Espíritu Santo testifica en mi espíritu que, día a día, Él trabaja en mí.

¡Celebremos unidos, hermanos (nacidos de Dios)! ¡Ya es tiempo de la cosecha del fruto del verdadero sacrificio!

André Oliveira

São Mateus-ES