Queriendo o no…
Cierta vez, atendí a los padres de un muchacho que ya estaban cansados y no sabían qué hacer con su hijo, pues no obedecía a nadie. Decía que era libre y por eso no se sometía a ninguna persona.
Cuando ellos llegaron a la IURD, oré por el muchacho y manifestó con un demonio. Entonces aquel espíritu dijo: “Soy yo quien no lo dejo obedecer a nadie. Él se enorgullece por eso, pero lo que no sabe es que solo me obedece a mí”.
Las personas se engañan cuando piensan que la libertad es sinónimo de no tener que sujetarse a alguien o a algo. Siempre estamos sujetos a alguien o a algo, ¡pero es la persona quien decide a quién va a sujetarse, o sea, a OBEDECER!
Usted puede obedecer a un espíritu como aquel muchacho.
Usted puede obedecer a sus deseos carnales.
Usted puede obedecer a otras personas que opinan en su vida.
O usted puede obedecer a Dios, como hizo Gedeón.
“Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como el Señor le dijo…” Jueces 6:27
Obispo Marcus Vinícius
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