Esa ha sido la cuestión que ha inquietado a los débiles. Se preocupan por demás con su “imagen” delante del resto.

Ahí la razón de muchos suicidios. El mal se aprovechó de eso y fortaleció su voz en el interior de ellos.

Un viejo sabio, describiendo sus conflictos internos, dijo: – Dentro de mí existen dos perros: uno de ellos es cruel y malo; el otro es muy bueno y dócil. Los dos están siempre peleando.

Cuando le preguntaron cuál de los perros ganaría la pelea, el sabio se detuvo, reflexionó y respondió: “Aquel que yo alimente más.”

En mi infancia, siempre fui motivo de burla. Tanto por compañeros de mi edad, como por algunos adultos. Mis defectos físicos aumentaban sus críticas y ellos se aprovechaban. A causa de eso, mis complejos aumentaban. Fue el encuentro con el Señor Jesús que cambio mi vida. Él mató al perro malo y quedé libre. Entonces, Le dí toda mi vida.

Esa ofrenda de sacrificio trajo graves consecuencias para el infierno. ¡Como resultado, nació el odio de los que allá viven y las críticas a mi persona se MILtiplicaron!

Por lo tanto, si el perro malo está muerto, ¿quién podrá resucitarlo?

Sigo caminando y conquistando en sociedad con Él. Bueno para el Reino de Dios. Malo para el reino del mal.

Dios bendiga a todos abundantemente.