thumb do blog Blog Obispo Macedo
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¿Por qué preocuparse?

Uno de los grandes pecados mortales es la intensa preocupación con la opinión ajena. Aquellos, cuyos pensamientos están ocupados en eso, pierden tiempo precioso. Podrían estar atentos a escuchar ideas e inspiraciones de lo Alto y ser útiles al Altísimo.

No se puede esperar que el sello del Espíritu Santo sea capaz de imponer Su dulce Voz en medio al torbellino de tantas otras. Cuánto más si la mente está preocupada con la opinión de otros.

El mal trabaja así: inspira a sus súbditos lengua larga para criticar, pinchar, en fin, deprime a los que están luchando para sobrevivir, por la fe.

Sin embargo, le cabe a los de la fe cuidarse a sí mismos y mantener sus oídos espirituales abiertos hacia la dirección del Espíritu. Pues, así como guió a Su Hijo y discípulos, ¡también quiere fluir en usted y a través de usted!

Él tiene placer en eso, pero, depende de su atención.

Mientras que no haya tal consideración con Él, nada podrá hacer por los que gimen por nada.

Amigos míos, sean sabios. El Espíritu de Dios quiere guiarlos de regreso al Jardín del Edén. No pierda esa visión y no permita que sus neuronas sean quemadas con el calor de la furia de quien ya se está quemando.

¡Sean bendecidos!