¿Por qué la depresión?
Así como la fe trae vida, la duda trae muerte.
Mientras que la fe estimula sueños, esperanzas y levanta la autoestima, la duda envenena sueños, esperanzas y origina depresiones.
Dudo que haya medicina que cure la depresión, así como también dudo de que alguien que practique la fe en la Palabra de Dios sea depresivo.
Desde el punto de vista espiritual, la depresión no es nada más que un estado permanente de duda.
Soy lego en medicina convencional, pero entiendo un poco de la espiritual.
La depresión es un problema estrictamente espiritual.
¿Qué droga medicinal es capaz de curar una enfermedad espiritual?
¿Cuántas personas se suicidan luego de crisis depresivas?
¿Y qué han hecho las filosofías freudianas para revertir ese cuadro? Nada.
¿Por qué?
Porque si el problema es de origen espiritual, su solución también es espiritual.
Tratándose de un problema espiritual no hay cómo evitar apelar a la fe.
Normalmente, cuando se habla de fe, los incautos piensan inmediatamente en la práctica de alguna religión. ¡Es entonces que se engañan! La fe bíblica no tiene nada, absolutamente nada que ver con cualquier tipo de religión o cosa parecida.
La Biblia excede a cualquier religión.
En la fe bíblica usted encuentra Espíritu y Vida. Espíritu y Vida que fluye de la Fuente de la Vida.
Los humanos son una trinidad: cuerpo, alma y espíritu.
Como el cuerpo precisa de cuidados físicos y el alma de amor, el espíritu humano sólo es nutrido por el Espíritu de la Palabra de Dios – la Biblia Sagrada.
Mientras el espíritu humano no es alimentado, la persona siente UN AGUJERO ADENTRO DEL PECHO.
No se trata de religión, ni de religiosidad, sino del Espíritu de la Vida.
¿Quiere una prueba de eso?
Lea cualquier tipo de libro, sea de filosofía, de autoayuda, de romance o cualquier otro a su disposición. En seguida haga un autoanálisis. Compruebe si algo dentro de usted cambió.
Estoy absolutamente seguro de que no. Al contrario, su mente quedó todavía más confusa, usted mismo se va a dar cuenta de eso.
Ahora, haga otra experiencia. Lea el Libro de la Vida: la Sagrada Biblia.
Lea Génesis, el origen del Bien y del Mal. Medite en cada frase. A continuación lea Salmos, Proverbios, Isaías, el Evangelio de Lucas…
Yo dudo de que, al término de apenas uno de esos libros, usted continúe de la misma manera que estaba. ¿Sabe por qué?
Porque el Espíritu de la Palabra de Dios le habrá tocado.
¡Sea iluminado en Nombre del Señor Jesucristo!
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