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¿Por qué el hijo?

Hemos oído la historia de Abraham resaltando el importante hecho de que Dios le pidió su sueño.

Abraham se casó aproximadamente a los 40 años y, desde ese momento, soñaba con tener un hijo con su esposa Sara. Durante 60 años el patriarca persiguió ese ideal.

Después del nacimiento de Isaac, transcurridos aproximadamente seis o siete años, Dios le pidió aquel niño en sacrificio.

El sueño que costó más de seis décadas para concretarse ahora era requerido a través de la presentación de un sacrificio.

¿Por qué Dios le pidió el sacrificio a Abraham?

¿Qué era más importante para Dios: el niño sacrificado o Abraham?

¡Obviamente Abraham! Era él quien estaba siendo probado por Dios.

Sin embargo, ante esto, surgen algunas preguntas: ¿No sabía Dios quién era Abraham? ¿No sabía que Su siervo respondería al pedido que le había sido hecho? Entonces, ¿por qué motivo lo probó?

Dios sabía que Abraham contestaría Su pedido, sabía todo, como sabe todas las cosas, pero su intención era que el sacrificio de Abraham quedara registrado en la Historia, como ejemplo a ser seguido por todos los que creen en Él. ¡Esa es la razón! Lo hizo para que supiésemos el tipo de fe que Le agrada, que mueve Su mano, que Lo hace jurar y mover cielo y tierra para realizar nuestros sueños.

El valor del sacrificio no está en el niño colocado en el altar, sino en la obediencia.

Cuando Abraham colocó el hijo en el altar y levantó el cuchillo para inmolarlo, Dios revelaba a todas las generaciones el tipo de fe que pretende, el tipo de personas que busca para que entren en alianza con Él: personas que no miden esfuerzos ni sacrificios, y que van más allá de sus límites para agradarle, para obedecer Su voz.

Por consiguiente, el tipo de sacrificio que usted presenta en el altar revela la calidad de su relación con el Señor Dios.

No existe obligación de ninguna especie en su entrega, y nadie, sea quien sea, tiene derecho a opinar en cuanto a su “Isaac”. Y si usted cuestiona, entonces no deberá entregarlo, pues revela inseguridad en su actitud.