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Perlas de la vida… Cicatrices

Las perlas son producidas por medio de un proceso natural, y son encontradas dentro de un molusco llamado ostra. En realidad, es un simple mecanismo de protección de ese animal contra cuerpos extraños, para no poner en riesgo su integridad.

Las ostras producen perlas de un brillo atractivo, lo que las hace piezas de joyería. Las perlas utilizadas son producidas por dos especies de ostras: las de agua salada y las de agua dulce. No pertenecen a la misma familia, pero tienen una característica en común: su interior es revestido por una sustancia llamada nácar. Este material constituye la mayor parte de la perla.

Las perlas son productos del dolor, resultado de la entrada de una sustancia extraña o indeseable en el interior de la ostra, como un grano de arena, por ejemplo. Cuando un grano de arena penetra, las células del nácar comienzan a trabajar y lo cubren con capas, para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como resultado, se forma una linda perla. Una ostra que no fue herida de alguna manera, no produce perlas, pues la perla es una herida cicatrizada.

Las perlas, como usted probablemente ya lo notó, poseen variedades de colores, incluyendo blanco, negro, gris, rojo, azul y verde. La mayoría puede ser encontrada por todo el mundo, pero las negras son nativas del sur del Pacífico. Las lindas perlas negras son las más raras encontradas en la naturaleza. Para conseguir una, usted tendría que abrir más de 10 mil ostras.

El mundo está lleno de cicatrices. No hablo de las visibles, sino de las que no vemos. Las personas son marcadas con muchas de ellas durante la vida y, lamentablemente, muchas veces, estamos listos para crear otras, sea con palabras o acciones.

Jesucristo fue herido en las manos, en los pies, en la cabeza, en todo el cuerpo, y todas las heridas fueron marcas de amor por cada uno de nosotros; por eso, no debemos abrir heridas que el Señor Jesús ya cerró. Seamos las perlas de la vida.

Colaboró: Silvia Bordin