Perlas a Cerdos
El Señor Jesús nunca dijo una sola palabra en vano.
Sus pensamientos y palabras siempre han tenido un solo objetivo: salvar.
Aunque para eso se vea obligado a alertar de forma clara e incisiva.
“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.” Mateo 7:6
Cuando menciona a los perros y a los cerdos, no es que quiera ofender a los adversarios de la fe cristiana.
Sino dejar bien claro que es una pérdida de tiempo con aquellos que, como los escribas y fariseos hipócritas, se niegan a razonar.
Sobre todo, se corre el riesgo de ser mordido.
Los perros y los cerdos, como los demás irracionales, no piensan.
Actúan por instinto.
¿Por qué insistir y gastar tiempo intentando enseñarles a animales irracionales sobre justicia, ley, orden o disciplina del Reino del Eterno Dios?
Es como enseñarles a los perros y a los cerdos a leer.
¿Cómo arrancar el orgullo del orgulloso?
¿Cómo quebrar la arrogancia del arrogante?
Solo existe una manera: dejar que los reveses de la vida lo hagan por sí mismos.
“En cuanto a los siervos del Altísimo, de preferencia, busquen a las ovejas perdidas de la casa de Israel…” Mateo 10:6
Las ovejas perdidas de la casa de Israel son los perdidos en busca de Salvación.
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