Pastora de Japón
La Universal pasa por persecuciones desde hace décadas en todo el mundo, sin embargo, aun así Dios ha transformado la vida de millares de personas y, por eso, muchos que un día estuvieron sufriendo y vencieron a través de la fe despertada en la Universal, se lanzaron a deshacer las obras del diablo, se alistaron en el Ejército del Dios Vivo, que es la “Familia Universal”.
Una de esas guerreras cuenta un poco cómo fue:
“Mi cuñado fue asesinado de 21 puñaladas en nuestra casa, y por eso pasé a vivir escondida en Duque de Caxias en Rio de Janeiro. Estaba desahuciada por los médicos, tenía desmayos repentinos y sufría mucho. No tenía ninguna perspectiva de vida. Busqué ayuda en el espiritismo, en sectas, en curanderos y en otras religiones, pero no sirvió para nada. Pensaba que no había más solución para mis problemas y pensé en quitarme la vida.
Un día, mi vecina, que también pasaba por problemas, me pidió ayuda para llevarla a un lugar donde había cura para los alcohólicos, pues su marido tomaba mucho. Entonces, por caridad, decidí llevarla. Ese lugar era la Universal. Con el tiempo, su marido se liberó del vicio.
Y así, fue la primera vez que participé en una reunión de la Universal en febrero de 1987. Y aquel día oí algo que cambió mi forma de pensar y de actuar: Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores… Isaías 53:4
En esa palabra yo vi la oportunidad de cambiar mi situación. Y desde entonces hubo una transformación en mi vida. Aprendí a usar la fe y los problemas acabaron.
Nació en mí el deseo de servir a Dios con toda mi vida, no demoró mucho para que me convirtiera en obrera. Y de ahí en adelante empecé a llevar la Palabra de Dios a los que sufren”, cuenta Alice Kanashiro.
Alice decidió ir a Japón, su intención era trabajar, juntar dinero y ayudar al trabajo de la Universal a crecer, sin embargo, al encontrarse con tanto sufrimiento de las personas que vivían en el país, comenzó a enviar los nombres de los que estaban sufriendo a Brasil, pidiendo ayuda en oración.
Dentro de ella había un deseo muy grande de llevar la Salvación a todos y, a través de cartas, entraba en contacto con la Universal de Brasil, solicitando que abriesen una iglesia en Japón. Decidió no regresar a Brasil y llevar a Jesús al pueblo que vivía en el país, contó que fue una gran alegría y una de las primeras victorias ver que se inaugurara la primera iglesia. Hacía reuniones, pues el trabajo carecía de pastores. Fue entonces como, en 1993, fue consagrada a pastora.
Leyendo el libro «Nada que Perder 2» del obispo Macedo, recordó algo muy fuerte que sucedió en su vida, cuando en la página 146, el obispo relata acerca de la reunión realizada en el Maracaná, en la que Alice estuvo presente y recibió el bautismo con el Espíritu Santo aquel día. Ella todavía conserva la invitación que recibió para ir a participar en el Maracaná.
“Aquel día el Maracaná estaba lleno, algo muy fuere para mí, allá oí algo que nunca antes había oído: ‘Si mataran su cuerpo, jamás podrán alcanzar su espíritu, ese será su mayor tesoro’; eso marcó mi vida para siempre, busqué con toda mi fuerza y lo logré, encontré a mi Señor y Salvador de mi alma, Jesús. El mayor tesoro de mi vida lo encontré el día 27 de diciembre de 1987”, relata con alegría.
Hoy ella es la pastora Alice, Dios contó con ella para que naciese la primera iglesia en Japón y hasta hoy permanece firme. Actualmente está en la Sede Nacional de la Universal en Japón.
¡Es necesario que tengamos ese espíritu y ese deseo ardiente de llevar al mundo la Palabra de Dios! Hoy son más de 20 templos de la Universal, núcleos de oración y trabajos especiales esparcidos por todo Japón.
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