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Pasión por las almas

Obispo,

La iglesia en la que estoy actuando, en Ouagadougou, capital de Burkina Faso, en el continente africano, fue inaugurada el día 24 de julio del 2011. Una semana después, recibí la visita del presidente de la cámara, diciendo que los comerciantes musulmanes reclamaban que el sonido de la Iglesia estaba molestando. Siendo así, eliminé algunos parlantes.

Un mes después, los musulmanes volvieron a amenazar con quemar la Iglesia y secuestrar a mi hijo. Fuimos hasta las autoridades a informar sobre lo ocurrido, y los musulmanes reclamaron que el horario de nuestras reuniones coincidía con el de ellos, entonces cambié todo.

El día 31 de diciembre de 2011, hicimos camisetas en las cuales estaba escrito “Pare de sufrir” y “EURD” (Eglise Universelle du Royaume de Dieu – IURD en francés), para ser usadas por el grupo de evangelización. El día 6 de enero del 2012, el comandante de la policía me convocó a la delegación, y dijo que los musulmanes programaban atacar la Iglesia a causa de las camisetas.

Mientras que yo estaba en la delegación, sonó mi teléfono y fui informado de que los musulmanes invadieron la Iglesia, le pegaron al pueblo y a mi esposa, que estaba recibiendo a una joven. Ella fue gravemente golpeada hasta perder la conciencia y fue llevada al hospital por los bomberos.

Quemaron las sillas y la bandera de la Iglesia. Una vez más fuimos hasta las autoridades a informar sobre lo ocurrido, para que condenaran estos actos crueles. Al mismo tiempo, los musulmanes pidieron a las autoridades el cierre de la Iglesia en el país. Pero estas no aceptaron el “pedido”, y dieron aviso de que, la próxima vez, cerrarían la iglesia y los negocios de ellos.

Insatisfechos y airados con esta decisión, los musulmanes salieron de allí con el objetivo de quemar la Iglesia Universal y fueron directamente a instalarse frente a nuestro templo.

Yo comprobé que, después de la revolución popular ocurrida aquí el año pasado, el gobierno tiene miedo de la población. Nos pidieron que volviéramos a la Iglesia, pero sin ninguna protección de la policía. Actualmente, la Iglesia tiene 400 personas, para no poner al pueblo en peligro, nos vimos obligados a alquilar, urgentemente, una sala de conferencia en un hotel.

Hablé con el obispo Ferraz, responsable por el trabajo evangelístico de la IURD en Costa de Marfil, que dijo que nos mudáramos del lugar, pero yo había dicho que nos quedaríamos aquí porque todo iba a calmarse. Pero, viendo la situación actual, hable con él para mudarnos.

No pude informar sobre este acontecimiento antes, a causa del estado de salud de mi esposa, a la que tenía que llevar al hospital todos los días.

Issia Karaboué, pastor marfilense, nacido en una familia musulmana que se convirtió al cristianismo en Brasil.