Palabra de Honra

La honra del honrado está en el cumplimiento de su palabra.
Hace algunos años, y durante décadas, los negocios no eran hechos mediante firmas, notarías o testigos, y sí, sobre la palabra de honra de uno mismo. Un hilo de bigote era suficiente para garantizar la palabra empeñada.
La expresión “hilo del bigote” puede haber surgido entre los germánicos. Era común en sus juramentos: “bi Gott” o “por Dios”.
Los tiempos han cambiado. Y mucho. No porque las mujeres también han entrado en el mercado laboral y el bigote se ha hecho obsoleto. El hecho es que el hilo del bigote dio lugar a contratos firmados en notarías, rúbricas, sellos y otros métodos más formales. Ante esto, la palabra de honra fue perdiendo credibilidad. Y lo peor: la honra también.
Pero, los pocos honrados aún se mantienen defendiendo sus orígenes. El auténtico cristianismo no es más que la práctica de la Palabra del Creador. O sea, se asume Su carácter, independientemente de la religión. Por ello, el buen nombre vale más que las muchas riquezas… (Proverbios 22.1 )
Esa es la fe de los que realmente son de Dios.
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