Ofrenda Viva

“Mi mayor prueba de entrega total fue que mis hijos no fueran educados para recibir herencia ni que se sirviesen asimismo”
Yo viajo por el mundo, pero no conozco casi nada, a no ser la naturaleza del lugar que me apasiona siempre. Mi hobby es sacar fotos y guardarlas en mi computadora, que por cierto, siempre me esta dando problemas de memoria.
Soy apasionado por mi esposa y no estoy sin ella ni un minuto. Ester no necesita estar muy maquillada y mucho menos de cirugías plásticas. ¡Ella solo tiene que peinar su cabello para atrás y yo la veo linda! Mis hijos son fruto de nuestro amor. Tengo placer en estar con ellos, pero ellos saben que no tienen herencia financiera.
Yo no tengo nada y mucho menos ellos. Todo lo que yo uso es de la Iglesia, y eso lo digo con todo placer en mi corazón. Todo lo que hago es para Dios, no para mí, ni para mi familia. ¡Mis hijos saben que si no usaren la fe, estarán perdidos!
Cuando case a mis hijas, todavía bien jovencitas y sin ninguna experiencia, lo hice por la fe, pues sabía que, ambas se casaban con hombres de Dios, todo saldría bien. Mis yernos se tornaron hijos propios.
Prácticamente vivo en un avión. Ester consigue hacer una valija en pocos minutos. Cuando ya nos estamos acostumbrando con la diferencia de horario, viajamos de nuevo y la edad, en estas horas, se hace presente.
Me encanta estar con mis colegas de fe. Ellos son más hermanos que otra cosa. Tenemos la misma fe, el mismo objetivo y el mismo ideal. Somos todos iguales, participamos de las mismas alegrías y tristezas porque somos uno en el Señor. Ellos saben que soy un hombre como cualquier otro y sin embargo, me respetan. Ellos me respectan porque ven la acción del Espíritu Santo en mí. Somos simples, somos los que somos, nos gusta quedar a voluntad, de vestir ropas confortables sin preocuparnos con la moda.
Corro como un niño cuando recibo una revelación de Dios y no puedo guardarla ni por 5 minutos. Llamo para todos y sigo adelante. Yo no guardo nada en mi manga. Lo que Dios me dio, yo tengo que pasar y lo que Él me diera, voy a seguir pasando para todos.
Somos idealistas. La única cosa que pedí a Dios fue ganar almas para mi Señor. ¡Nada más, quien cree, amén! Y quién no cree… ¿Y qué? No le doy la mínima importancia a quién no cree.
Mi mayor prueba de entrega total fue que mis hijos no fueran educados para recibir herencia ni que se sirviesen asimismo.
No los críe para mi gloria, pero si, para aquel que me llamo.
Nuestras vidas son constantemente ofrendas vivas en el altar de Dios.
¡Dios bendiga a los que creen!
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso