La prédica del Evangelio, la cura de los enfermos y la liberación de los oprimidos, si no son gobernados por la Justicia, estarán predestinados al fracaso.

¿De qué sirve hacer caridad, ayudar a los pobres, orar, ayunar, leer la Biblia y ser asiduo en la iglesia si existe la práctica de la prostitución, el adulterio, el robo, la mentira, etc.?

¿De qué sirve ganar a los demás y perder la propia alma?

¿De qué sirve hablar en lenguas extrañas y decir mentiras al mismo tiempo?

Jesús advirtió:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” Mateo 23:23

Justicia significa vida justa, honrada, correcta, purificada, separada del pecado.

El auténtico cristianismo exige que sus actitudes sean pautadas en la justicia.

Ni la misericordia ni la fe son capaces de superar a la justicia.

¿De qué sirve manifestar amor y fe (profetizar, expulsar demonios y hacer muchos milagros en el Nombre del Señor), y vivir en el error, en la injusticia?

“No todo el que Me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.
Muchos Me dirán en aquel día: ¡Señor, Señor!, ¿no profetizamos en Tu Nombre, y en Tu Nombre echamos fuera demonios, y en Tu Nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad.” Mateo 7:21-23

Señor, Señor… (solo los creyentes consideraban a Jesús como Señor);

Profetizar… (predicar el Reino de Dios);

Expulsar demonios…;

Hacer muchos milagros… (curar enfermos, etc.)

En el Nombre de Jesús son obras de amor y fe.

Sin embargo, ¿de qué valen si junto a esto también se manifiesta el mal carácter?

El veredicto para esos supuestos cristianos será: ¡nunca os conocí!

La práctica de buenas obras no da el derecho de vivir en la iniquidad.

¿Sin fe es imposible agradar a Dios? ¡Sí!  

Pero, si ese tipo de fe es acompañada de pecados, pecaditos o pecadotes, con certeza tal fe agrada mucho al diablo.

Dios es Justo, es Luz, es Santísimo, es Puro.

¿Cómo aceptará la comunión con la injusticia, con las tinieblas, con lo profano, con lo impuro?

¿Qué provecho tiene el adúltero, el promiscuo o el injusto de hacer la “Obra” de Dios?

¿Qué provecho tiene el mentiroso de predicar la verdad?

¿Qué provecho tiene el engañador de enseñar la Biblia?

¿Qué provecho tiene el de mal carácter uniformado de obrero u obrera de “ayudar” a los demás?

¿Es posible que tales obras cubran sus pecados?

Vean el caso de Fátima:

¡Buen día, obispo!

 Lo oigo todos los días, y si lo repiten, lo oigo nuevamente. No me canso de aprender con usted. Siempre voy a las reuniones los domingos por la mañana y a la tarde. Lo oigo en la radio o en la IURD TV, y lo oí a usted hablar sobre no hacer negocios con personas de la IURD, principalmente de la Obra.

 Yo, hace tres años, hice un negocio con una obrera, y como usted dijo, ella se interesó solamente en su lucro y provecho. Hoy el caso está en la Justicia. Yo no quiero un centavo, a pesar de haber pagado más de la mitad de una deuda de ella, solo quiero mi nombre fuera de aquel maldito contrato que firmé, y que sea anulado, pues ella fue muy arrogante, mercenaria.

 Lamentablemente, tengo que decir esto, pero en esa época pensaba que los que hacían la Obra eran todos de buen carácter. Hoy me cuido, me alejo de eso, quiero solo mi compromiso con Dios, mantener mi carácter, mi postura y ser fiel.

 Oro por ella todas las noches. No tengo rabia ni odio, Le pido a Dios por ella.

 Que Dios lo bendiga a usted y a su familia más y más, siempre.

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Observación: Este domingo 19, a las 18 horas, estaré refiriéndome al tema “Fe y Sexo” en la Av. João Dias 1800 – Santo Amaro (SP). Estaré respondiendo algunas preguntas intrigantes y sensibles posteadas en este blog.

Salvo si hubiera otra dirección del Espíritu Santo.

¡Que Dios los bendiga!