thumb do blog Blog Obispo Macedo
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Mi vida era un infierno

Yo sé bien lo que usted está pasando. Estoy hace poco tiempo en la Universal, y cuando fui, invitada por una amiga que es obrera, recién me había separado.

Mi vida era un infierno. Estaba casada con un alcohólico y viví en función de librarlo de ese vicio. Pasé por muchas humillaciones a causa de ese amor, de esa pasión.

En fin, llegué a la Universal con la vida derrotada y en la primera semana de la última Hoguera Santa. Y en la misma semana había ido a un espiritista para hacer un trabajo para traer a mi marido de vuelta, pues él también me había traicionado y estaba con otra persona.

Fue entonces cuando mi amiga me invitó a la reunión del domingo. Fui con la intención de traerlo de vuelta y alcanzar el milagro de curar a mi marido. Al final de la reunión, me acerqué a hablar con un pastor, y él me trajo consuelo; en ese momento decidí lanzar mi sacrificio en el Altar de Dios. Lo que le iba a dar al diablo para traer a mi marido de vuelta, lo lanzaría en el Altar de Dios, e hice eso.

Comencé a hacer las cadenas de liberación, de cura, y a buscar el Espíritu Santo. Iba todos los días a la Iglesia, menos los jueves. Fui buscando, y al poco tiempo cambié mi deseo de tener mi matrimonio de vuelta. Mis deseos fueron cambiando, me liberé de ese sentimiento enfermizo, y mirando después, vi que estaba buscando algo que no estaba bien, pues vivía en pecado – no estaba casada con esa persona.

Recibí bendiciones en tan poco tiempo… iba a hacerme una cirugía, tenía varios miomas, y cuando fui a hablar con el médico para hacerme la cirugía, me dijo que no la necesitaba porque iban a desaparecer, pues yo estaba entrando en la menopausia. La cirugía ya estaba marcada por recomendaciones de mi médico, que había pasado mi caso a ese otro. Dios usó a ese médico para que no me hiciera esa cirugía, y mis hemorragias desaparecieron.

Hoy estoy firme, hago mi parte, y tengo la certeza de que Dios está bendiciéndome y que tiene maravillas para hacer en mi vida. El diablo ha colocado obstáculos en mi vida desde que determiné lanzar mi sacrificio en el Altar, pero Dios me ha dirigido y he resuelto mis problemas con la razón y no con la emoción. El diablo no quiere que yo sirva a mi Dios, pero me fortalezco a cada día con las reuniones antes de ir al trabajo, leo este blog, veo testimonios en YouTube, en fin, me fortalezco con la Palabra de Dios también.

Lo que puedo decir es que servir a Dios y al Señor Jesús solo nos trae beneficios y nos da coraje y paz para que resolvamos todo con la razón y no con la emoción. Le agradezco a mi Dios por las bendiciones que estoy alcanzando en tan poco tiempo.

Sandra Costa

*Comentario sobre el post «Yo quiero, pero no sé cómo lograrlo»