thumb do blog Blog Obispo Macedo
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México ve realizado un sueño de fe

En el año del bicentenario de la independencia de México, se inaugura la primera Catedral de la Iglesia Universal del Reino de Dios en aquel país.

Todo comenzó en un local muy pequeño, en septiembre de 2003. Con sólo 50 personas, comenzamos como un anexo de la iglesia; hacíamos reuniones en una sala y había un pequeño terreno que daba acceso al local. Entonces, construimos un galpón en el terreno para 240 personas y, en poco tiempo, el trabajo fue creciendo, y las personas comenzaron a participar de las reuniones del lado de afuera.

A partir de ahí, pasamos a tener muchos problemas con un vecino que comenzó a perseguir a la iglesia, Él se sentía incómodo con el movimiento de gente que había. Pasamos a hacer seis reuniones los domingos, para que hubiera lugar para albergar a las personas que venían, y todos los domingos este vecino ponía unas cajas de sonido en el tejado de su casa, mirando hacia la iglesia, y ponía música a todo volumen para perturbar los cultos. Muchas veces, iba a la puerta para insultar a las personas y al pastor, para provocar peleas, salía y rayaba los autos de los miembros.

En una ocasión, ese vecino llegó al punto de subir al tejado de la iglesia y dar mazazos en el techo, parecía que todo se iba a venir abajo, provocó tanto que terminó agrediendo a un obrero. Vino la policía y todos terminaron en la comisaría y el comisario no quiso escucharnos y se puso en contra del obrero, decretando su deportación por haber peleado con un mexicano, porque un extranjero no puede tocar a un mexicano, siendo que el vecino era el agresor, y no el muchacho. ¿Pero cómo deportar a un joven si él también era mexicano? El comisario estaba tan poseído que ni percibió y no creyó que el obrero era mexicano. Su madre tuvo que ir corriendo a la casa a buscar su certificado de nacimiento y probar que él era mexicano.

La persecución aumentaba cada vez más para desanimar a las personas que iban a la iglesia. Todas las semanas teníamos problemas, persecuciones, el pastor muchas veces venía llorando de indignación ante la situación porque nunca nos daban la razón. Éramos discriminados y lo único que podíamos hacer era orar y clamar para que Dios cambiase aquella situación. Sufríamos al ver cómo era insultadas las personas cuando venía a la iglesia, pero cuanto más éramos perseguidos, más se apegaba el pueblo a Dios y se fortalecía en la fe; se daban cuenta que era el propio Satanás que no estaba cómodo con el desarrollo de la obra de Dios. Hasta que Dios nos dio las condiciones de comprar un galpón viejo en la Avenida Río Totolica nº 13-, donde funcionaba una fábrica.

Preparamos ese local y lo dividimos a la mitad. Usamos una mitad como estacionamiento y en la otra mitad pusimos la iglesia. Sólo de esa forma podríamos funcionar sin problemas. Esta nueva iglesia ya tenía capacidad para 800 personas y, gracias a Dios, el trabajo fue creciendo todavía más, las personas eran liberadas, teniendo sus vidas transformadas por el poder de Dios. Llegó un punto en el que el galpón ya resultaba pequeño y en algunas reuniones las personas tenían que quedarse en el estacionamiento, donde instalábamos una pantalla para que pudieran participar.

Fue cuando decidimos derrumbar todo y construir nuestra Catedral, la primera de muchas que vendrán, para la honra y gloria del Señor Jesús. Esa fue otra batalla. Comenzamos la construcción y ya estábamos terminando las obras y la comisaría de Naucalpan, “la Prefectura”, comenzó a poner obstáculos y no quería darnos el permiso de funcionamiento. La obra estaba casi terminada y no podíamos inaugurarla. Seguimos todos los trámites exigidos, hicimos todo lo que nos pidieron, íbamos de arriba abajo con los papeles en la mano y no querían darnos la habilitación. Agotamos todos los recursos legales y no nos autorizaban. Fue entonces que decidimos marcar la inauguración por la fe, sin tener la habilitación para funcionar. Confieso que fue una locura, pero era un absurdo que la administración anterior hubiera autorizado la construcción de la iglesia y que la actual no nos diera autorización para funcionar.

Entonces, marcamos para el día 8 de septiembre de 2010 la inauguración y comenzamos a anunciarlo, creyendo que Dios nos daría la solución a este problema, porque todo estaba siendo hecho para Él y Él tendría que manifestarse. Fue un desafío; fueron muchas oraciones y ayunos, mucho clamor para que todo se resolviera, sin embargo, todo estaba trabado. En la semana de la inauguración, el municipio liberó todos los permisos y pasó a apoyarnos de una forma sorprendente, y una vez más el Reino de Dios prevaleció sobre las fuerzas del infierno. El Señor Jesús dijo que las puertas del infierno no prevalecerían sobre su Iglesia y esta palabra se cumplió una vez más.

La inauguración fue un sueño que se hizo realidad, fue una verdadera fiesta. Tuvimos más de tres mil personas presentes en esa reunión y tuvimos que poner parlantes en las escaleras de la iglesia para que las personas que no pudieron entrar escucharan la Palabra de Dios y las oraciones del lado de afuera. Las personas lloraban y agradecían a Dios por esa gran victoria. Hoy, tenemos un lugar digno para el pueblo de Dios. Es como el obispo Macedo nos ha enseñado: sin sacrificio, no se conquista nada en esta vida. Nunca podemos renunciar a nuestros sueños. Las luchas vendrán siempre, pero con fe, sacrificio y perseverancia alcanzaremos nuestras metas. La Catedral está localizada en Naucalpan, estado de México, y tiene capacidad para cerca de 1600 personas, un amplio estacionamiento, ascensores, escuelas Bíblicas, guarderías, aire acondicionado. Un sueño que se volvió realidad. Dios sea alabado.

Obispo Paulo Roberto Guimarães