Le he reclamado al SEÑOR la transformación de la vida de las personas que han llegado hasta nosotros.

Ya Le confesé que prefiero la muerte, a sembrar Su Santa Palabra al viento.

A final de cuentas, no es justo que Él haya transformado agua en vino y alegrado cerca de 200 personas por algunos momentos, y no transforme la vida de los que vegetan en este mundo.

¡No! ¡Mil veces, no!

Lo que Él hizo en mi vida tiene que ser hecho en la vida de los que oyen Su Palabra.

El comentario de Roberta Solano respondió a mi alma impaciente y alegró todo mi ser.

Y me refrescó la memoria con la promesa:

“Quien sale andando y llorando, mientras siembra,, volverá con júbilo, trayendo sus gavillas.” Salmos 126:6

Felicitaciones, Obispo. Yo conozco de cerca esa situación, porque a mi esposo lo llevaron preso hace un mes, por algo que cometió hace siete años.

 Ya hace tres años que él se convirtió en la IURD, estaba como líder de la evangelización y es un gran hombre de Dios y, aún así, Dios permitió que él fuera preso. El trabajo que él está haciendo allá dentro está siendo más fuerte que el de aquí afuera, porque son hombres, jóvenes y chicos necesitados de Jesús, de ayuda, de amor, de atención, incluso hasta de una visita. Cuando visito a mi esposo, también visito a aquellos que son olvidados por la familia. Nosotros dos oramos, leemos la Palabra y él hace reunión todos los días, 8 muchachos ya se convirtieron.

 Los presos necesitan mucho este trabajo, ellos respetan a la IURD porque amamos, realmente, el alma de ellos. Todos los días ellos oyen el “Momento del presidiario” y las familias están yendo a luchar por ellos a la IURD. Entonces, por más doloroso que sea para nosotros dos, es gratificante ver a aquellos hombres orando, alabando y sonriendo con la presencia de Dios.

Yo le pido a usted y a todos que oren por mi esposo, Jackson Douglas, para que Dios le dé fuerzas y que él sea aún más usado para ganar almas.

Obispo, gracias por todo.
Que Dios lo bendiga.
Roberta Solano