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Los primeros frutos del trabajo con los chinos

El fin de los 27 años de guerra civil en Angola – que se inició en 1975 y finalizó en 2002, cuando se tornó independiente de Portugal – resultó en un país arruinado y sin recursos económicos. Y aunque había una creciente producción de petróleo, no había buena fluidez de negocios. Debido a eso, Angola necesitaba créditos para poder ser reconstruida, tanto en su infraestructura como social y económicamente. ¿Y de dónde podría venir tanto dinero para reconstruir esa región tan destruida?

A pesar de intentar con algunos países aliados, vino de la China la ayuda necesaria, único país que no exigía condiciones. Así, Angola recibe, además de los préstamos, una gran cantidad de ciudadanos chinos que trabajan día y noche para reconstruir el país africano. Edificios, casas, calles y muchas otras construcciones son realizadas con la ayuda de los asiáticos – aproximadamente 259 mil, frente a una población de 20 millones de angolanos.

Y son esos asiáticos, entre ellos vietnamitas, los que están siendo alcanzados por el interesante trabajo evangelístico de la Iglesia Universal en Angola.

Una iglesia abierta recientemente, recibe cerca de 40 chinos y vietnamitas los domingos, los cuales oyen bien las prédicas del pastor gracias a los traductores. La reunión principal es a la tarde, a las 16 horas, debido al arduo trabajo en las obras de construcción de la ciudad.

La evangelización de los asiáticos está fluyendo y dando sus frutos: fue realizado el primer casamiento de una pareja china.

Es la sed de Dios siendo saciada por medio de un único idioma – el idioma de la fe en el Señor Jesús.

Vea cómo fue la ceremonia:

Jaqueline Corrêa