Los Labios de Dios
Moisés era siervo del Dios Altísimo.
Era ofrenda viva.
Josué era siervo de Moisés.
El hecho de que Josué sirviera al siervo de Dios no le daba derecho a ser llamado también siervo de Dios.
Incluso ungido por Moisés por orden del Señor, aun así, Josué solo fue considerado siervo posteriormente a la obediencia a la Palabra de Dios hasta el fin de sus días. Josué 24:29
Antes de morir, advirtió a los hijos de Israel: El SEÑOR Dios es Santo, es Celoso y odia la transgresión y el pecado. No podréis servirlo mientras viváis en el pecado.
Por lo tanto, para ser llamado siervo de Dios es imprescindible vivir lejos del pecado y obedecer a Su Voz hasta la muerte.
Frecuentar la iglesia, leer la Biblia, orar, ayunar, ser fiel en los diezmos y en las ofrendas son actitudes importantes, pero no suficientes.
¿De qué sirve hacer todo eso y permanecer en el pecado?
Jesús les dijo a los que hacían eso: “¡Ay de vosotros… hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” Mateo 23:23
El pecado es un espíritu inmundo.
Usa a la raza humana para fastidiar al Santísimo Señor Dios.
Quien sirve al pecado sirve al espíritu de Satanás.
¿Es duro oír esto?
Peor que oír esto es ser sordo.
¿Es duro leer esto?
Peor que leer esto es ser ciego.
Y peor que ser sordo o ciego es saber que el nombre no consta en el Libro de la Vida y tener el alma lanzada en el Lago de fuego y azufre. Apocalipsis 20:10,14, 15
Allá solo habrá lloro y crujir de dientes a causa del sufrimiento eterno.
Sin embargo, quien obedece a la Palabra de Dios sirve al Espíritu de Dios. Es siervo.
Y para los siervos hay garantías de los Labios de Dios:
“Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.” Josué 1:5
El Señor sea alabado por medio de la ofrenda viva de nuestras vidas.
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