Una noticia publicada ayer (27), en la Folha de São Paulo, dejó claro que los votantes evangélicos están definiéndose por la candidata a la Presidencia Dilma Roussef (Partido de los Trabajadores), reduciendo 8 puntos porcentuales la diferencia que ella tenía con el candidato José Serra (Partido de la Social Democracia Brasileña), al comienzo del mes, entre este público.

El artículo, basada en números de Datafolha, mostró que Dilma creció en las encuestas entre las votantes femeninas, pasando del 43% contra el 44% de Serra (empate técnico), al comienzo del mes, al 46% contra 39% del candidato tucano, abriendo una ventaja de siete puntos porcentuales.

Entre los electores evangélicos, el cambio fue aún mayor. Al comienzo de octubre, Serra lideraba holgado, con un 49% contra el 40% de Dilma. El periódico destaca que después de las discusiones y del posicionamiento del candidato del PSDB y de algunos líderes evangélicos sobre asuntos religiosos y la liberalización del aborto, fue registrada una caída de seis puntos en las encuestas, y ayer Datafolha mostró otro empate técnico entre los dos candidatos, en el gusto de los evangélicos, registrando un 42% para Dilma contra un 43% de Serra.

Serra ha perdido votantes entre los evangélicos, pero esta no es apenas una comprobación estadística. Los datos muestran mucho más que un sube y baja de números. Ellos destacan la fuerza y el poder de los evangélicos para influenciar importantes cambios en el país. Basta tener los ojos y los oídos bien abiertos, tomar una decisión coherente y ponerla en práctica en las urnas, el próximo domingo.