thumb do blog Blog Obispo Macedo
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Locura de la fe

Con gran sacrificio usted compra un automóvil nuevo y, al poner la llave para hacerlo arrancar, no funciona.

¿Cuál es su reacción?

¿Pacíficamente entra en ayuno y oración para resolver tal problema o, indignado, recurre a sus derechos?

Usted se sacrifica durante todo el mes, pero cuando va en búsqueda del salario, el jefe no tienen con qué pagar.

¿Qué hace usted?

¿Le reclama a Dios o a la justicia laboral?

Claro que elige la segunda opción.

¿Por qué?

Porque tiene consciencia de sus derechos y no acepta ser burlado, engañado o privado de ellos, ¿no es cierto?

Usted cumple su parte en la alianza con Dios.

Cumple sus deberes de siervo, obedece los mandamientos de Dios, es fiel en los diezmos y en las ofrendas, mantiene su consciencia pura, etc. Pero, en el momento de darle a la familia el pan nuestro de cada día, no hay dinero.

Parece que las ventanas del Cielo están cerradas para usted.

¿Cuál es su reacción?

¿Va a quedarse esperando que caiga del cielo o va a reclamarle a Quien prometió abrirlas?

Y es justamente en este momento que su fe hierve y lo arremete a actitudes.

En un ímpetu de ira e indignación contra la miseria, usted toma la Biblia y se lanza para el todo o nada, vida o muerte y, corajudamente, reivindica el cumplimiento de aquello que está prometido delante del Señor.

Pero una cosa su fe no acepta: continuar en la misma vida de siempre. A fin de cuentas, el estómago no tiene paciencia.

Esa reacción es la más pura expresión de la fe.

Creo que Dios ha permitido que Su pueblo sufra injusticias justamente para ejercitar la fe en sus derechos y no dejar que la limiten los hábitos religiosos.

Si la posesión del Reino de los Cielos se hace por medio de una fe sacrificial y agresiva, me imagino que todas las demás también.

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.» Mateo 11:12

* Imagen: Reproducción de la Película “300”