Linda experiencia
¡Hola, obispo!
Me gustaría compartir la linda experiencia que tuve en la reunión de las 18 hs este domingo.
Al principio del culto, en el momento de la adoración, cerré los ojos y me puse delante del Señor con el corazón quebrantado y totalmente rendida en espíritu. La sed de amarlo en aquel momento era grande. Me vi tan insignificante delante de un Dios tan Santo, Soberano… Pero algo Glorioso sucedió en la ministración, cuando usted dijo: “El velo se rasgó a través del Señor Jesús, y hoy todos pueden entrar, inclusive las MUJERES, para adorarlo.”
Una sensación de Valor me dominó, una Alegría invadió mi Alma, mi espíritu se levantó con más fuerzas para adorarlo y, de repente, las palabras huían de mis labios y la paz invadió mi ser. Era como si estuviésemos solamente yo, usted ministrando y la Presencia de Dios.
Confieso que ya no lograba oír a nadie más a mi lado, tamaña era mi concentración en el mundo espiritual. Y entonces Oí claramente una voz Dulce y suave diciendo: “De entre muchas, fue a ti a quien Elegí, Mi Hija Amada.” Jajaja…
¡Ah, qué momento único era aquel! Pero la ministración continuaba y el Espíritu se movía fuertemente en aquel momento.
Cuando usted dijo: “Los Hijos de Dios entran en el Santo de los santos para adorar a su Padre”, el Señor me dio otra revelación en aquel instante. Pude, en espíritu, contemplar la profundidad de aquellas palabras. Vi que los cielos se abrían, y que de allí salía una fuerte luz e iluminaba la iglesia de todo Brasil. Me vi en medio de una multitud adorando. Pude entender que eran los hijos de Dios en conexión íntima con el Padre.
Creo que en aquel momento la Iglesia se volvió Una con Dios (quiero destacar que todo sucedió en un equilibrio emocional y espiritual, pues yo estaba consciente de todo), y entonces comencé a adorarlo con toda intensidad. Entre risas y en lenguas, yo Lo amaba en aquel momento. Fue cuando vi en mi mente, saliendo de los Hijos de Dios, rayos de Luz que venían de los Cielos. Recordé lo que el Señor Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; quien Me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.”
Lo más fuerte fue que dentro de mí se encendía un amor por el prójimo, una voluntad de salir a predicar la Salvación y, sin palabras para agradecer aquel momento, Dios me dijo: “Yo quiero que tú le lleves Mi Luz al afligido, a los huérfanos, a las viudas, a los pobres, a los rechazados. Que seas Mi boca en la Tierra. Yo quiero usarte.”
Aquella noche yo identifiqué mi llamado en Dios, el por qué de tantas luchas, dolores, tribulaciones, en fin. Dios está preparándome. Y hoy, antes de escribir este comentario, estaba meditando en el momento de ayer y en la Palabra.
Leí 1 Juan 2:9:
“El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.”
Era el propio Dios confirmando la revelación de la noche de ayer.
Para mí fue una Renovación, un avivamiento en mi Fe. La Llama del Amor por las Almas reencendió mi ser.
Ahora quiero pasar lo que recibí: ¡esta Luz que se Llama JESÚS!
¡Que Dios lo bendiga!
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