La voluntad de Dios

La prioridad del verdadero siervo es saber la voluntad de su Señor para entonces ejecutarla.
Así fue con Jesús en la Tierra, y así es con todos Sus discípulos.
Pero el mayor problema ha sido descubrir esa voluntad.
Muchos no la consiguen porque insisten en adaptar la voluntad de Él a la suyas. ¡Y así queda difícil!
¿Será que la voluntad de Dios es tan complicada? ¿Será que usted tiene que ver una manera aquí y otra allí para entonces ejecutarla?
Pero los verdaderos siervos tienen siempre en mente esa preocupación porque en ellos habita el Mismo Espíritu que guió al Señor Jesús.
¿Cómo saber la voluntad de Dios?
Primero es necesario estar en espíritu. O sea, es necesario estar pensando en las cosas de Dios. Estar en espíritu es cultivar los pensamientos Divinos.
Segundo es la certeza absoluta o convicción de algo que no contraria la Palabra. ¡Es la voz de la fe!
No hay mucho que explicar, tal estado de gracia ya es una revelación del propio Espíritu.
Quien la tiene sabe lo que debe ser hecho y actúa. La voluntad de Dios es natural, simple, y la mejor-normalmente contraria a la nuestra.
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