Mi nuera, haciendo zapping, se detuvo y se puso a mirar el programa «La Última Piedra» y después me habló sobre el libro, con el título «La Última Piedra». Como tengo un hijo dependiente de cocaína, y está en una clínica tratando de vencer su adicción, me interesé en conocer el contenido de este libro.

Entré a la página de Saraiva y compré el libro, y después de unos días llegó. Estaba preocupado por su llegada, y apenas lo tuve, empecé a leerlo.

Desde la página 74 en adelante, me fui enganchando con más atención todavía, debido a la forma en la que el autor, Rogério Formigoni, poco a poco, fue movido por la fe y por el Espíritu Santo, dejando el vicio. Inclusive, cuando todos sus amigos adictos le ofrecían gratuitamente la droga, él, en ese compromiso con Jesús, se rehusaba.

Pero lo que realmente me tocó más fue lo que leí en la página 100, donde el autor dice: «Esa plenitud solo se realiza de verdad cuando nos entregamos a Jesús, Piedra Angular de nuestra fe, momento en el que, finalmente, somos libres de todas las ataduras con las que los vicios nos aprisionan. Ser finalmente presentado a Jesús, la Última Piedra, la Piedra Angular, el día en el que me liberé, produjo en mí un efecto mucho más intenso y poderoso que la suma de los placeres que había experimentado con las drogas a lo largo de toda mi vida hasta entonces miserable. La relación segura e íntima que empecé a tener con el Señor Jesucristo me hizo entender que ÉL es la Piedra Fundamental de mi vida, parte integrante de la Obra de Dios. Al contrario de quienes escogieron el camino incorrecto de construir su vida, elegí fundar una nueva vida sobre la Piedra Viva, la Primera y Última Piedra, porque es la verdadera base sobre la cual el hombre puede construir su vida eterna».

Cuando hice una reflexión en esas palabras sobre el significado de la Piedra Angular, todo mi cuerpo se estremeció y comencé a llorar. Pues entendí el significado de la «Última Piedra». Cuando no tenemos más hacia dónde ir, dónde pedir socorro, cuando parece que todo está perdido, tenemos la Última Piedra y la Primera Piedra, o viceversa, la Primera y la Última Piedra, que es JESUCRISTO, EL SEÑOR. JESÚS es la Piedra Angular que hace que nuestro Edificio Espiritual sea sólido, sin peligro de que se caiga, sin peligro de que se derrumbe.

¡Felicitaciones, Rogério, por su trabajo, por su fe! Ya le envié el libro a mi hijo para que lo lea y, cuando salga de la clínica, ya con su adicción vencida, vamos a dar continuidad, viendo sus trabajos y yendo a los cultos, aunque sea aquí mismo, en mi ciudad. No soy evangélico, soy católico, pero voy a abrazar su causa y a mostrárselo a los demás también, pues en estos cuatro años en los que mi hijo es dependiente, entre estar limpio durante algunos días o incluso meses, y de repente tener una recaída, nuestra familia aprendió mucho qué es ser un adicto (individuo compulsivo). Nunca dejamos de darle amor a nuestro hijo, nunca lo abandonamos, pero su ejemplo de fe nos dio aliento, ánimo fuera de lo común.

Queremos también tener al SEÑOR JESÚS como la Primera y la Última Piedra.

Que Dios lo bendiga siempre por intentar salvar a millones de vidas perdidas, hundidas en las drogas.

Colaboró: Maz

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