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La muerte de Doctor Sócrates

Yo tenía 10 años de edad y amaba al fútbol. Cualquier oportunidad que tenía, en la escuela, en el patio de casa o en la calle, allí estaba yo pateando una pelota con mi hermano y amigos.

Una de las jugadas más admiradas en el fútbol era, y todavía es, el pase de taco. Señal de habilidad, osadía y visión de juego. Quien lo hacía bien, inmediatamente, arrancaba del público un “wow”, un “ole”, o simplemente “¡Sócrates!”.

El pase de taco era la firma del “Doctor” Sócrates, capitán de nuestra Selección Brasileña, en la copa de 1982. ¿Quién puede olvidar el partido de la eliminación contra Italia? ¿Quién no recuerda la alegría ahogada por las lágrimas? Sí, ¡yo también lloré! Y el que no lloró que patee la primera pelota.

Sócrates anotó un gol brillante, en el partido en que perdió. Pero 29 años, 4 meses y 29 días después, con apenas 57 años de edad, el Doctor perdería el partido más importante de su vida. Los adversarios: el alcohol y el cigarrillo.

Es fácil entender cómo Garrincha se entregó a los vicios. Hombre simple, de origen pobre y poca educación. ¿Pero el Doctor Sócrates?

¿Por qué muchas personas inteligentes no logran dominarse a sí mismas? ¿Por qué un atleta no logra resistir a los deseos de su cuerpo?

Porque el único poder mayor que la inteligencia humana, y capaz de dominar el cuerpo, es el espíritu. Su espíritu, unido al Espíritu de Dios, le da una fuerza inigualable, imbatible. Quien tiene esa unión jamás podría ser destruido, a no ser que se destruya a sí mismo.

Si usted:
– Es fuerte, pero ha sido débil ante una situación;
– Es inteligente, pero ha cometido muchos errores;
– Es determinado, pero ha tenido muchas dudas;
– Es exitoso en los negocio, pero fracasado en el amor;
– Tiene todo para ser feliz, pero vive en una profunda depresión;
– Sabe que los vicios lo están matando, pero no logra dejarlos…

La solución está en el fortalecimiento de su espíritu, por medio de su conexión con el Espíritu del Creador.

El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41

Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. Proverbios 16:32

Sócrates, lo siento mucho por vos. Pero, de una forma extraña, la razón de su muerte podrá despertar a muchos para que cambien de rumbo, definitivamente; y así traer alegría a ellos y a sus familias. Con seguridad, un gol de taco.

Obispo Renato Cardoso