Blog Obispo Macedo | 30 de Enero de 2015 - 11:13
“Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” Mateo 17:19-21
Minutos antes de eso, un padre Le pidió al Señor Jesús que curase a su hijo, pues este tenía síntomas de ataques de bipolaridad y se caía todo el tiempo o en el fuego o en el agua, ¡y los discípulos no habían podido curarlo!
El Señor Jesús, entonces, manda a traer al niño, reprende el espíritu e, instantáneamente, ocurre el milagro.
La pregunta es: “¿Por qué Jesús habló del AYUNO con los apóstoles y no con el padre y su hijo?”
La respuesta es simple: ¿cómo exigir que alguien perturbado, bipolar y fuera de sí, pague un precio como ese, si estamos hablando de alguien que no responde por sí mismo y que, con la mente dominada por Satanás, está siempre viviendo en otro mundo?
Por ese motivo, el AYUNO era una exigencia mayor para aquellos que tenían la responsabilidad y la autoridad para liberar, curar y socorrer, principalmente, al alma de los que sufren.
¡Imaginemos entonces todos nosotros, los que servimos a Dios, con o sin título y uniforme, el bien que nos causaremos a nosotros mismos y a una multitud de gente afligida que depende de la acción de nuestra fe para salir de las garras del diablo en este AYUNO DE DANIEL!
BUENOS DÍAS OBISPO. QUE EL ESPÍRITU DEL ALTÍSIMO LO FORTALEZCA.CADA ANÁLISIS DE LA PALABRA DE NUESTRO ...