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Isaac era el testimonio de Abraham, pero…

A medida que el objetivo crece, el nivel de exigencia en la entrega también. Vea que en el comienzo de todo, para restablecer y salvar a los únicos seres humanos existentes, que eran Adán y Eva, Dios sacrificó a un animal y con su piel cubrió la vergüenza de ellos, y fue suficiente.

Pero cuando el objetivo pasó a ser la Salvación de todo el planeta, ahora multiplicado en mucho el número de personas, Dios necesitó sacrificar algo mucho más valioso, que naturalmente trae un dolor de pérdida mucho mayor que cualquier otra cosa, Su Hijo, ¡Único Hijo!

Eso, con certeza, les responde a aquellos que preguntan: «¿Pero por qué Isaac, si a Abraham le llevó 25 años y varias subidas al Altar conquistarlo? ¿Y cómo se va a cumplir la promesa de que Abraham será padre de numerosas naciones, si Isaac es un muchacho soltero y sin hijos, y Dios lo está pidiendo en sacrificio?

¡Es eso mismo! Isaac era el testimonio de Abraham, era la realización de su sueño pequeñito (tener un heredero), pero era la ofrenda de sacrificio necesaria para la realización del sueño de Dios (tornarlo padre de numerosas naciones).

Entonces, por qué en nuestro medio, sí, dentro de la propia Iglesia del Señor Jesús, encontramos a personas que han visto suceder algunas cosas buenas e incluso han dado testimonio de esas conquistas, pero hoy ya no ven suceder nada más y, además, muchas de ellas ya no tienen más las conquistas que testimoniaron?

Porque, lamentablemente, se niegan a atender las exigencias de la fe, se niegan a dar lo que Dios les pide, bajo la justificación de que lo que le fue pedido, como Isaac, es su testimonio, es lo que Dios les dio después de tanto clamor y sacrificio.

Amigo(a), despierte ante el hecho de que el sueño de Dios es mucho mayor que el suyo, y de que aquella conquista, que es su testimonio, es la ofrenda necesaria para realizar el «Sueño de Dios».

Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Romanos 4:18