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¿Ignorancia o estupidez absoluta?

En la creación, Dios dio el cuerpo a cada criatura como Él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. 1 Corintios 15:38-41

Toda la creación Divina fue hecha con perfección.
Todo era perfecto, hasta el momento en que la criatura humana desobedeció a la Palabra de Dios.

Con eso, la naturaleza se indignó contra el hombre y, a partir de entonces, lo que era perfecto se volvió imperfecto.

La corrupta mente humana desarrolló el planeta y lo contaminó, como así también a toda la creación.

Sin embargo, independientemente de la corrupción del género humano, las Leyes Fijas de la Naturaleza constituidas en la creación se mantuvieron inalterables.

O sea, los apareamientos entre los animales tendrían poder de generar a otros animales, según sus especies. Las semillas se multiplicarían siguiendo las leyes fijas de la siembra.

En las relaciones sexuales entre macho y hembra, de acuerdo con las Leyes Fijas de la Naturaleza, existen enormes chances de gestación de otras criaturas, independientemente de la voluntad de Dios.

Si la esposa o el marido tiene una relación fuera del sagrado matrimonio o extraconyugal y nace un niño, ¿es ese niño voluntad de Dios? ¿Es ese niño un regalo de Dios, o solo un fruto de la Ley Fija de la Naturaleza?

Los hijos generados de la prostitución, del adulterio, del resultado del consumo de drogas, del alcohol, de los deseos de la carne, de la pedofilia, de los incestos, etc. ¿tendrán cualquier aprobación o interferencia de Dios, o serán frutos de las Leyes Fijas de la Naturaleza?

Según las Leyes Fijas de la Naturaleza, para cualquier cosa que sea sembrada, habrá una cosecha, quiera Dios o no.

Si la semilla fuera mala y corrupta, con seguridad el fruto será malo y corrupto, quiera Dios o no.

La criatura humana recibió semilla, tierra, fuerza, talento y consciencia responsable. Pero son las Leyes Fijas que rigen toda la Naturaleza las que van a contemplar o penalizar sus actitudes.

Por lo tanto, lanzar las desgracias de la vida en la cuenta del Señor Dios es, por lo menos, ignorancia o estupidez absoluta.

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Gálatas 6:7