Homosexualidad

Antiguamente, cuando alguien era contaminado por la lepra, inmediatamente era confinado al aislamiento. En ese caso, misericordia y compasión daban lugar a las censuras, críticas y hasta condenas. Los religiosos eran los dirigentes de la condena. Usaban y abusaban en nombre de Dios para juzgar y condenar a los afligidos.
Los tiempos han cambiado. Pero el espíritu condenatorio se mantiene. Hoy en día, muchos “cristianos” han tratado a los homosexuales como se trataba a los leprosos en el pasado. ¿Por qué? ¿A caso son ellos más santos? ¿Son ellos más justos?
Nuestro Señor fue claro y objetivo acerca de este tipo de comportamiento: «El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra» (Juan 8.7)
¡Dios no nos ha dado autoridad espiritual para juzgar y condenar a nadie! Al contrario, si alguien se considera de Dios, entonces sabe perfectamente que su misión es ayudar al prójimo. No juzgarlo o condenarlo.
Si queremos que respeten nuestra fe, respetemos la fe y opción de vida ajena. Si ni siquiera Dios impone Su elección, mucho menos nosotros, meros mortales.
Pocos saben que la hipocresía es el peor de todos los pecados. Y es justamente dentro de las instituciones religiosas en donde más encontramos.
¿Será que las palabras: “No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá” (Mateo 7.1,2), no significan nada?
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