De todos los proyectos sociales de la Iglesia Universal del Reino de Dios, que no son pocos, la Hacienda Nueva Canaán, en el municipio de Irecê, Bahía, es sin duda uno de los más osados. Localizada en una región que sufre con sequía y hambre, la hacienda, que tiene más de 500 hectáreas de extensión, puede ser considerada un oasis de una tierra castigada por el sol.

En 1999, viendo el programa Reporter Record, el obispo Macedo, así como todo el País, se conmovió al ver las imágenes que revelaban el sufrimiento del pueblo de Irecê, que ya fue considerada la capital de los frijoles, y que ahora padecía con la sequía impiadosa que había transformado al suelo en infértil. Así, surgió la idea de construir allí un espacio que pudiera devolver la esperanza a aquellas personas cuya muerte era una certeza inminente, materializada por el suelo quebrado y las jarras vacías de agua, que es la fuente de vida.

Alimentación y educación fueron las metas básicas del proyecto que hoy atiende a más de 700 niños por día, que van a las aulas de preescolar a 4º grado y que cuentan con asistencia médica, odontológica, además de tener sus comidas en la hacienda. La cría de ganado lechero, cerdos, gallinas y peces refuerza el menú de los pequeñitos.

Con técnicas de irrigación inspiradas en los kibutz israelíes, la Hacienda Nueva Canaán produce maíz, frijoles, soja, cebolla, calabaza, zanahoria, remolacha, entre otras frutas y legumbres, e incluye la enseñanza de técnicas básicas de agricultura como materia a los alumnos. El proyecto genera, además, más de 180 empleos directos.

En una visita a Irecê, el obispo Macedo verificó de cerca los trabajos realizados en la hacienda. Vea las fotos.