Fuerza, fuerza, fuerza
Amé su testimonio, Leandro.
Pues a través de él pude darme cuenta de que soy una persona vacía de la presencia de Dios y llena de reglas gramaticales que no me ayudan en nada.
Crecí siendo presionada por mis familiares para hablar correctamente, caminar con buena postura, sentarme como una doncella, tomar los cubiertos con elegancia, ser una mujer culta, pero no me enseñaron que la verdadera felicidad está en el Señor Jesús. No me enseñaron que no son los cursos, ni la facultad, ni el trabajo lo que puede hacerme feliz de verdad.
Pero su testimonio me enseñó.
Me enseñó que tengo que entregarme de hecho y de verdad al Señor Jesús; me enseñó que no sirve de nada estar llena de conocimientos, sabiduría y tener una educación “erudita”, si en mi interior estoy vacía de la presencia de Dios. Su testimonio me hizo repensar mi vida espiritual.
Leer su testimonio hoy me hizo ver que Dios no quiere oraciones hermosas en palabras. Dios quiere simplicidad, sinceridad y una verdadera entrega. Dios usó ese testimonio para ayudarme a liberarme de todo orgullo.
Que Dios lo bendiga abundantemente.
Fernanda
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Leandro, mi familia y yo sabemos bien lo que usted quiere decir con todo ese sufrimiento. Mi esposo está preso hace menos de 5 meses, y llegamos al fondo del pozo. Solamente quien vivió o vive esa situación sabe lo que es estar del otro lado de una cárcel: es el infierno. Mi esposo está acusado de algo que no hizo, el dolor es muy grande, pero la presencia de Dios, la creencia en Su Palabra, es todo lo que tenemos.
Somos tan poca cosa, estamos tan indefensos y sin nadie para luchar por nosotros, solamente los de la FE.
Estamos totalmente en la dependencia de DIOS. Solamente ÉL nos puede ayudar.
Maria Braga
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Yo busco en Dios la liberación de mi hermano de 19 años, que está involucrado en el tráfico de drogas. No sé si estoy equivocada, pero Le pido a Dios que no caiga preso. Sería mucho sufrimiento verlo preso.
Hago todas las campañas por la familia dirigidas a él. Llevo fotos y hago oraciones diarias por él. Mi corazón llega a dolerme cuando pienso en lo peor. Es más que un hermano para mí, lo amo como a mi hijo.
A veces me pregunto por qué Dios permitió que eso sucediera, por qué estoy pasando por esta lucha.
Llegué a llevarlo varias veces a la iglesia, ¿por qué Dios no habló con él? Y si habló, ¿por qué sigue estando en la delincuencia? Son todos porqués.
Pero yo confío en el Señor Jesús incondicionalmente, por encima de todo, plenamente. Dios es mi fuerza, mi refugio, mi fortaleza, es mi único Señor. Sin Él no tendría fuerzas para enfrentar lo que estoy viviendo. Amo a ese Dios.
Wanderleia Lana
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Muy fuerte realmente ese testimonio.
Todas las veces que converso con una madre que tiene un hijo o con alguien que tiene un ser querido preso, digo: “Señora, dé gracias a Dios que su familiar esté preso, pues allá en la prisión él tiene la oportunidad de arrepentirse de su camino y de volverse al Señor Jesús. Si él estuviese suelto, podría morir e irse directamente al infierno, ¡¡¡y allá no existe más chance de arrepentirse!!!”
Rosana Batista
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Obispo Macedo,
Hoy quería compartir con todos mi experiencia con Dios, el día en que pude decir “¡Ah, qué día!”
Este miércoles fui hasta la Universal, aquí en Osorio, medio desanimada. Casi un año de iglesia, viendo a todos recibiendo el Espíritu Santo y solo yo no. Fue ese día que llegué allá triste, necesitando desahogarme.
El pastor llamó a todos para pasar adelante, inclusive comenzó la reunión de una manera diferente a los otros miércoles. Entonces fuimos, y en el momento de la búsqueda pude desahogarme con mi Dios y en el momento que me estaba desahogando, llegó un punto en el que comencé a llorar más de tristeza, más de alegría, una certeza de que Dios estaba conmigo. Sin palabras yo hablaba con Dios, pero sabiendo que me oía. Entonces fui bautizada con el Espíritu Santo, tuve un nuevo nacimiento. No fue como lo imaginaba. No fue con emoción ¡nada!
Fue realmente espiritual, una experiencia sin igual, sin palabras.
A veces hasta viene ese pensamiento ¿Habrá sido de verdad?
Pero existe una certeza dentro de mí.
Hoy agradezco a todos aquellos que me ayudaron, principalmente a Dios y a los obreros que confiaban en mí, que creían que yo lo iba a lograr.
¡Gracias, mi Dios, por este cambio!
Jessica Marques – Bagué
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Estoy aquí para relatar mi experiencia con Dios. Soy joven y ya fui candidato a obrero, sin embargo, sin tener la certeza de que estaba bautizado con el ESPÍRITU SANTO. Estaba apartado y no tenía fuerzas para volver, pero un viernes me indigné. Confieso que antes de ir a la reunión inclusive había consumido drogas. Específicamente marihuana, pues pensaba que las reuniones demoraban.
Fue cuando entré, y en el momento de la oración fuerte de liberación, un obrero muy usado por Dios oró por mí, y en seguida me dijo: “¡Cuidado, el diablo quiere matarte en la esquina de un tiro!” Y dijo más: “Y sabes que no soy yo el que te está hablando.”
En ese mismo momento hubo un choque dentro de mí, y algo me decía que no era aquel obrero, sino el propio DIOS.
Bueno, salí de la iglesia y me fui a la casa de una chica que era la novia de un compañero. Allá usamos entorpecedor (disolvente) y ese compañero estaba involucrado con los espíritus. Bueno, mi disolvente se había vuelto agua. Fue ahí que comenzó a despertarse mi fe. Me pareció raro. Agarré el disolvente de mi compañero y aspiré, y él me dijo: “El ‘Siete Catatumbas’ no quiere que aspires mi disolvente”, pero ya lo había hecho.
Fue cuando sentí un terror enorme, parecía que me estaba yendo al infierno y corría de acá para allá en la casa, como loco, pidiéndole misericordia y compasión a DIOS. Fue cuando agarré el brazo de la chica que tenía una cintita del Grupo Joven y volví a la vida otra vez. ¡Qué pesadilla! ¡Qué experiencia amarga pasé! Nunca me voy a olvidar. Hoy sé lo que siente un alma cuando pierde la Salvación. Volví por la misericordia de Dios, y el domingo fui a la iglesia, pero esta vez con todas las fuerzas, y cuando usted levantó las manos y ministró el ESPÍRITU SANTO, ÉL vino con todo e inundó todo mi ser. No contuve las lágrimas, pues fue muy fuerte. Y ahora llegó mi turno de cobrarle a Satanás, ¡con todos los intereses que ese desgraciado merece!
Pedro Alan
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¡Hola obispo!
Estaba leyendo, como siempre lo hago, su blog. ¡No logro creer no haber recibido el Espíritu Santo! Hice el Ayuno, hice el voto, y ¡nada! Y entonces veo a una persona que llegó al finalizar el Ayuno y recibió el Espíritu Santo, y yo simplemente quedo esperando en vano…
Yo quiero tener el Espíritu Santo más que todo, ¡pero Él no viene! ¿¿¿Por qué???
Ya Le dije un millón de veces a Dios que Le entrego mi vida entera, ¡pero nada sucede!
Hago todo correctamente. Me alejo de las amistades, leo la Biblia, oro, y nada. Me gustaría que me orientase. Estoy segura de que ayudará a mucha gente.
Gracias
Amiga
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¡Hola, obispo!
Desde pequeña mi padre me enseñó que el mundo fue originado por el Big Bang y que Dios era solo un personaje creado por las personas para depositar sus problemas.
Crecí con esa idea. No tuve ninguna enseñanza de Dios en mi casa. Por ese motivo, cuando crecí, mi padre se enorgullecía de mí y decía que yo seguiría sus pasos – padre e hija, ambos ateos.
Siempre tuvimos una vida estable económicamente, sin embargo, nada explicaba el enorme vacío que sentía en mi alma, lo que me hacía vestirme de negro, oír música depresiva y llorar toda la noche.
Fue cuando perdí una apuesta y fui a parar a la Universal. Al comienzo, mi padre pensaba que yo no iría muy lejos con eso, después de todo era una visita. Pero, cuando comencé a cambiar y a ir a la iglesia siempre, simplemente estuvo sin hablarme durante 3 meses.
Inclusive con las luchas y sin nadie físicamente a mi lado apoyándome, ¡seguí en mi fe y tuve un verdadero encuentro con Dios!
El Ayuno de Daniel hace eso: lo aparta a usted del mundo y lo aproxima a Dios. Lo hace dependiente, no de su padre o madre o pastor u obispo, ¡y sí de Dios!
¡El ayuno de Daniel me renovó!
¡Ah, que día!
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