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El voto de Ana

¡Hola, Sra. Cristiane!

Concurrí a la conferencia en la Catedral Mundial de la Fe, en Rio de Janeiro. Pero no oía muy bien, pues en el lugar en donde yo estaba el sonido no era muy bueno. Sin embargo, lo que yo necesitaba oír, lo oí.

Al final de la reunión, cuando hicimos el voto de Ana, fue muy fuerte para mí. Estoy pasando por problemas con mi hijo que, como tantos otros hijos de obreros, creció en la iglesia. Allí lo entregué como hizo Ana incluso antes de que su hijo existiese.

Entendí que mi hijo todavía no nació. Es verdad. ¡Él todavía no existe! Y lo más curioso es que en la madrugada del sábado yo estaba conversando con una amiga, y me acordé de cuando llegué a la Universal hace casi 13 años. En aquellos días Le entregué mi hijo a Dios y Le pedí que lo usara como quisiera, pues mi hijo no era más mío. Pero, en la madrugada del sábado anterior a la conferencia, al acordarme del voto que hice, me di cuenta que ese día estaba aproximándose de forma muy rápida, pues mi hijo ya tiene 15 años.

No “retiré” a mi hijo del altar, pero noté que no lo quería lejos de mí, aunque fuese para ser usado por Dios. ¡¡¡Casi me arrepentí del voto que hice!!! Me puse muy triste, pues entendí que podría estar sin ver a mi hijo durante mucho tiempo a causa de los planes de Dios para su vida.

El sábado descubrí cosas sobre mi hijo que me dejaron simplemente arrasada. Fui a la conferencia del domingo completamente derrumbada… ¡Mi hijo ni apareció en la Universal aquella mañana! Pero no desistí de los planes que hice y fui a la Catedral. Allí, en el momento del voto, Dios me mostró que Él cuidaría a mi hijo, que yo no necesitaría preocuparme por él, solamente por alimentarlo, ¡nada más!

Como una madre que está embarazada, solo necesito alimentarme bien y orar para que todo salga bien en el momento del “parto”. Sé que Dios está actuando, y por eso no me preocupo más, al final, ¿qué puede hacer una gestante para que su hijo sea generado sin problemas? Solo cuidarse para poder alimentar a su hijo por la placenta.

¡Espero el nacimiento de mi hijo para honra y gloria de mi Dios!
¡Espero ansiosamente que él mismo se entregue para ser usado por Dios donde Él quiera!

Así como Ana, voy a entregarlo en el altar ni bien se destete. Jaja…

Voy a alimentarlo con el mejor alimento que tenga y sé que lo veré crecer fuerte en la presencia de Dios.

Señora, ¡agradezco a Dios por su vida!

Besos

Gisele.