thumb do blog Blog Obispo Macedo
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El Sueño de Dios

Si usted piensa que el Todopoderoso no tiene sueños, está muy equivocado.

Si Él no tuviera sueños, jamás hubiera sacrificado a Su Único Hijo.

¿Y por qué lo hizo? ¿Qué sueño o deseo Lo motivó a sacrificar?

El sueño de rescatar a la humanidad; de salvar personas del infierno; de transformarlas en Su propia gloria. Esto es, rehacerlas, por medio de Su Espíritu, nuevas criaturas, seres de acuerdo a Su imagen y semejanza – verdaderamente, hijas de Dios.

Dios, por la boca de Su siervo Asaf, con un lenguaje poético, relleno del sentimiento más profundo, como un soñador humano, como el náufrago que anhela socorro, como la abeja ansía por la miel, así

Él, el Señor de señores, aspira con ternura traer de regreso a Su criatura. Ese es Su sueño.

¡Ah…!

¿Cuántas veces usamos esa expresión para iniciar un deseo de realización del alma?

¡Ah! Si ganase la lotería…

¡Ah! Pudiera y mi dinero diera…

¡Ah! Si encontrara a alguien para hacerme feliz…

¡Ah! Si esto, o aquello.

Es justamente en ese sentido que el Señor exprime Su sueño.

“¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios… Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña les saciaría.” Salmo 81:13-16

Pero, en vez de eso, Él ha sufrido ofensas por el rechazo a Su voz.