El Sí de Dios
Jesús es el Amén. Apocalipsis 3:14
No es el Sí para los caprichos de la voluntad de Sus seguidores.
Estos jamás pueden olvidarse de su condición de siervos.
Mientras estén vestidos de carne serán siervos de la misma forma que Jesús fue Siervo en los días de Su carne. Hebreos 5:8
Básicamente, el cristiano es siervo. Siervo del Señor Jesucristo.
A causa de eso, su voluntad tiene que estar sujeta al Señor y jamás puede prevalecer por encima de la de su Señor.
La vida con abundancia no le da derecho de ser señor.
Hay Uno y apenas Un solo Señor.
Por lo tanto, quien es siervo tiene que sujetar su voluntad a la voluntad de su Señor.
¿No fue así que Jesús actuó en relación al Padre?
“Y Cristo, en los días de Su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que Le podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” Hebreos 5:7-8
Por mayor y mejor que sea la condición del siervo en este mundo, aun así, él jamás será señor.
¿Qué significa eso en la práctica?
Significa decir que, a pesar de la condición de príncipe, hijo y
siervo, aun así, si quiere continuar siervo, tiene que sujetar sus voluntades a las del Señor Jesucristo.
La oración: Oh Dios, en el Nombre de Jesús, haz esto o aquello…, más allá de no agradar al Señor, no funciona.
Pero la oración: Oh, Dios, en el Nombre de Jesús, Te suplico esto o aquello. Sin embargo, que sea hecho de acuerdo con Tu voluntad.
Este tipo de oración siempre alcanzará el Trono y habrá el sí del Amén.
Hasta puede parecer que la respuesta demora, pero tarde o temprano vendrá en el tiempo determinado por Él.
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