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El santo Moisés

Se sabe que sin fe es imposible agradar a Dios. Si fuera un sentimiento, está claro que Él no podría exigirlo, pues, ¿cómo imponerle algo al corazón? Sin embargo, como la fe se trata de obediencia y dependencia de Su Palabra, es difícil entonces no poder satisfacerlo.

Moisés, por ejemplo, tenía abierto ese canal de comunicación con Dios. Como siervo, él se encuentra entre los fieles, uno de los más santos y calificados de todos los tiempos. Su carácter espiritual revela:

–  El más manso entre los seres humanos;

–  Que el Señor hablaba con él cara a cara;

–  La comunicación de Dios con él era a nivel de amigo;

–  Él vio la forma de Dios;

–  Su rostro resplandecía después de conversar con Dios, al punto de tener que usar un velo para hablar con sus subordinados;

–  -Cuando sus hermanos se rebelaron en su contra, el propio Señor lo defendió, diciendo:

… Cuando haya entre vosotros profeta del Señor, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia del Señor. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Números 12:6-8

Esos hechos muestran su grandeza hacia Dios. Aún así, no fue salvado cuando dudó. Quedó atrás junto al resto. El hecho sucedió en la roca de Meriba. Números 20

Su desobediencia le costó la entrada en la Tierra Prometida. Y cuando imploró entrar en ella, el Señor Se indignó mucho contra él. Todo eso por causa de su fe contaminada por la incredulidad de los otros. Y Dios le dijo: Basta, no me hables más de este asunto. Deuteronomio 3:26

Mucha gente cristiana, honesta, sincera y cumplidora de sus deberes básicos para con Dios ha quedado atrás por escuchar a creyentes perturbados. Gente que no sólo duda del poder de la fe del sacrificio, sino que también disemina su incredulidad.