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El Sacrificio - Parte II

No se puede olvidar que el sacrificio es la menor distancia entre querer y realizar. Nadie, deliberadamente, será capaz de sacrificar si no fuera movido por la fuerza interior, que es la fe.

Dios, al entregar a Su hijo para ser crucificado, fue el primero en sacrificar, mostrando así, el secreto de la conquista.

Es muy simple entender eso: cuando alguien cree en la fuerza de su trabajo, es capaz de conquistar su espacio, independientemente de la creencia en Dios. Así ha sucedido a lo largo de la Historia de la humanidad.

Prueba de eso son los inventos extraordinarios que hombres, a pesar de ser incrédulos, trajeron al mundo. Un ejemplo más simple es el trabajo del agricultor, que cree en la multiplicación de su semilla lanzada en la tierra.

¡Imagine cuando alguien, movido por la creencia en las promesas de Dios, toma una actitud de sacrificio! Obviamente, esta actitud deja a Dios sin otra opción que no sea la bendición. Al final, Él no puede mentir, ni Sus promesas, ser revocadas.

El sacrificio es la puerta estrecha que lleva a las conquistas.

La mayoría de los cristianos, mientras tanto, no cree en la necesidad de sacrificar, porque sólo se apoya en el sacrificio del Señor Jesús.

De hecho, la acción de Jesús es suficiente para la salvación de los que creen. Pero ellos también tienen que sacrificar, conforme a lo que el Señor dijo varias veces a los apóstoles:

“… y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.”, (Mateo 10:38-39).

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”, (Mateo 16:24, 25).

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.”, (Macos 8:35).

“Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.”, (Lucas 17:33).

Lo que observamos es que, por la importancia del mensaje, el Señor Jesús repitió lo mismo en momentos diferentes.

Mateo y Lucas lo registraron dos veces, mientras que Marcos, una. Y, ¿qué significa tomar la cruz y seguirlo? ¿Y perder la vida por la causa del Señor Jesús? Tomar la cruz y seguirlo son ejemplos claros de la acción de la fe por medio del auto sacrificio.

Perder la vida por la causa del Señor significa renunciar a las ofrendas del mundo en pos de una vida dedicada a la comunión con Dios.

Cada vez, entonces, que hacemos un sacrificio perfecto, dejamos a Dios sin opción. Él tiene que bendecirnos, pues la Fe en el Señor Jesús traspone cualquier barrera.

El sacrificio es la forma más convincente de resistencia al diablo. También demuestra que el cristiano no le pertenece más, ya que su sacrificio simboliza la totalidad de su vida dependiendo de Dios.

¡Recuerde que en el sacrificio está la vida de quien sacrifica!

Lea más:

El Sacrificio – Parte I