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El Poder en la Debilidad

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Quien vive por la fe va en contra del mundo. No hay ninguna lógica en la fe cristiana. Y quien intenta conciliar la fe y la lógica se confunde, y no llega a ninguna parte. El Señor Jesús garantizó al primero, el último lugar, y al último, el primer lugar.

El mayor será siervo de los menores y quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por la causa Divina, la salvará.

Hasta el poder de lo Alto se perfecciona en la debilidad. Ante eso, Pablo notó que sus debilidades eran señales de su fuerza. En los momentos de dolor y aflicción escuchó una voz suave que le decía: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.

Agigantado en la fe por esa palabra, entonces, confesó: «Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte«.?(2 Corintios 12:9, 10).

En verdad, por causa de las humillaciones, Pablo aprendió que los humillados serán exaltados y los exaltados serán humillados. Eso porque, en el Reino de Dios, quien quiere ganar, pierde, y a quien no le importa perder, gana. Justamente lo opuesto a las reglas del mundo.

Por lo tanto, amigo lector, si usted se siente abatido, débil, humillado o fracasado, sepa que todo eso es señal del poder de Dios perfeccionándolo en su debilidad. Levántese, sacuda el polvo y vaya adelante porque Dios está con usted.