En este mundo, nadie está libre de las aflicciones. Justos o injustos, todos están sujetos a los reveses de la vida.

Al final de cuentas, vivimos en un vaso de barro y en un planeta tomado por el mal.

En cuanto a los que han abrazado la fe en el Señor Jesús y seguido Sus pisadas, es preciso entender que así como los hijos de Israel vivían bajo el yugo de la esclavitud egipcia, aguardando su Tierra Prometida, así también viven los cristianos.

No podemos esperar apoyo por parte de los contrarios a la fe. Al contrario. Todo lo que pudieran hacer para robar nuestro sueño de la Nueva Jerusalén, nuestra Tierra Prometida, ellos lo harán.

Y justamente por causa de eso es que hemos encontrado toda clase de aflicciones.

Sin embargo, está escrito, prometido, determinado y profetizado que “muchas son las aflicciones del justo. Pero de todas le librará el SEÑOR”. Salmo 34:19

Quiere decir: Dios no sólo conoce todas nuestras aflicciones, ¡sino que también promete librarnos de TODAS ELLAS!

Si el lector ha estado desanimado, por causa de las muchas aflicciones y, tal vez, esté hasta frío en la fe, es hora de levantarse.

¡Ahí viene su libramiento! ¡Anime-se!

Porque mi SEÑOR me envió hasta usted.

Y mientras usted lee este recado, el Espíritu Santo confirma esa palabra en su mente.

El día 25 de setiembre de 2011, será el día en que usted cantará con nosotros:

¡Ah! ¡Qué Día! Mi Señor…