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El ladrón de corazones

Vea cómo alguien que sabe usar las emociones es capaz de robar el corazón de las personas.

La Biblia cuenta que Absalón, hijo del rey David, planeó en su corazón tomar el trono de Israel. A causa de un gran resentimiento que alimentaba por el propio padre, Absalón se trasformó en el peor enemigo del rey. Sin embargo, ¿cómo podría el joven obtener el apoyo del pueblo para reinar en el lugar de su padre mientras el mismo estaba todavía vivo? ¿Cómo podría el pueblo volverse contra David a quien tanto amaba y que luchó sus guerras siempre victorioso?

Absalón necesitaba ganar el corazón de las personas para sí.

Vea cómo él hizo (mis comentarios están en rojo):

“Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él.”

Vemos aquí que él usó la ostentación (carro y caballos) y el apoyo de cincuenta hombres para empezar su plan. El falso líder usa bienes materiales para sobornar a sus súbditos y sumar seguidores a su rebaño. El verdadero líder no está en busca de seguidores, sino de ayudar a las personas. De esta manera acaba siendo líder por el respeto que gana de ellas.

“Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.”

Absalón se colocaba estratégicamente donde estaban las personas infelices e insatisfechas. Esas personas normalmente son objetivos del ladrón de corazones.

“Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.”

Absalón hacía que la persona se sintiera abandonada por el rey, culpándolo de sus problemas. El ladrón de corazones siempre quiere hacer que la persona busque a alguien para culpar por sus infortunios, nunca hace que ella dependa de sí misma para cambiar su situación.

“Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!”

Después de quemar la imagen del rey, Absalón exaltaba su propia imagen, como el bueno de la historia. El ladrón de corazones sigue la misma estrategia: se hace el bueno para quemar la imagen del verdadero líder.

“Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba.”

Las personas se curvaban delante de Absalón, por respeto a él como hijo del rey, pero él les extendía la mano, las abrazaba y les decía: “Levántate. Yo soy igual a ti, soy tu hermano, tu amigo. No soy como el rey que está lejos de ti y ni siquiera consigue verte.” El ladrón de corazones se hace amigo, le gusta abrazar, hacer que las personas se sientan amadas y queridas. Pero en verdad él no está para nada de su lado, sólo está interesado en usarlas.

“De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.” 2 Samuel 15:1-6

De esta manera – con armas emotivas – Absalón robó el corazón del pueblo. Después de hacer eso durante cuatro años, logró que la mayoría del pueblo lo apoyara, hasta personas de la intimidad del rey. ¡Y lo inimaginable sucedió!: Absalón tomó el trono de Israel del propio padre, el cual tuvo que huir como si él fuese el ladrón…

¿Usted ha protegido su corazón de las emociones? ¿Está resguardado contra los que usan las emociones para intentar manipularlo y lograr sus propios intereses?

“Porque Mi pueblo es necio, no Me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.” Jeremías 4:22


Obispo Renato Cardoso