thumb do blog Blog Obispo Macedo
thumb do blog Blog Obispo Macedo

¡El Espíritu Santo transforma su Desierto!

21º Día del Ayuno de Daniel

Oiga lo que el Espíritu Santo dice:

http://www.youtube.com/watch?v=plzC4uKD_NI

* * *

Comentarios

Elisangela Gomes

¡Buen día para todos!

¡¡Ah, qué día!!
¡Hoy es el día de mi nacimiento!
Día inolvidable en mi vida, día especial, no tengo palabras para decir. En este momento no logro dejar de sonreír, recibí de Dios el Espíritu Santo, el Bien Mayor que alguien puede recibir.

Gracias, obispo, por ayudarme a encontrar y a saciar mi sed.
Obispo, estoy participando del Ayuno de Daniel, vivo en Singapur, estoy en el desierto de mi ser, vine para acá solamente con mi marido. Todos mis familiares están en Brasil, en Río de Janeiro, y yo, por el trabajo de mi marido estoy más sola que incluso con mi marido.
Sin embargo, Dios sabe todas las cosas, y en estos momentos solitarios, me conecto con la Palabra de Dios y me he aproximado cada vez más a mi Señor Jesús. Bajé la aplicación en mi celular, veo la TV Universal, oigo la Palabra Amiga, leo las palabras del blog.
Hoy por la mañana oí la Palabra Amiga y sentí una paz, me dormí y soñé que estaba en la Casa del Señor Jesús, alabando, oyendo la Palabra de Dios y me desperté cuando sonó mi teléfono. Más tarde, estaba haciendo el almuerzo, dejé de hacerlo, apagué todo y volví para oír la Palabra Amiga del día que no logré oírla. Fue cuando usted empezó a hablar, y ya estaba segura de que hoy sería el gran día de mi vida, el día de mi Salvación, el día de mi verdadero encuentro con mi Señor, el día de mi nacimiento.

Cuando usted dijo: «Reciba ahora, mi amiga, el Espíritu Santo», cayó una lluvia tan fuerte y junto a ella mi cuerpo fue invadido por una alegría, de mis ojos brotaban lágrimas de alegría, no lograba decir nada, solo lloraba, sonreía y agradecía.

No existen palabras para expresar lo que estoy sintiendo, es una paz, una alegría, una liviandad, una certeza, unas ganas de gritar para que todo el mundo lo oiga.
Besé a mi Biblia, abracé a mi Biblia y hoy tengo la certeza de que soy hija de Dios, fui bautizada en el Espíritu Santo.
Gracias, Señor Jesús.
Gracias, obispo.
Gracias Universal.

* * *

Eliana Souza

Obispo,
Parece muy fácil servir a Dios y simple entregarle a Él nuestra vida. Sin embargo, cuanto más entramos en el mundo de la fe, más debemos luchar. Al decir esto, parece un discurso lindo y alentador, pero en el día a día es que trabamos esa batalla. Batalla contra nosotros mismos que ocurre en nuestro interior. Escribo estas líneas sin embellecer esta lucha, con toda la sinceridad.
Estar en el mundo es estar en completa oscuridad y en el mundo de la fe no existe ese estado. Lamento haber llegado al fondo del pozo para aprender a darle el debido valor a este Dios, Creador de todo, de los Cielos, de la Tierra, de la naturaleza, que nos da el aire para respirar.
Ahora las discotecas, la prostitución, el enojo, la agresividad, la depresión, el miedo a la muerte, le dieron lugar a las luchas de los que buscan estar en la fe. Al respecto de esto, lo que cargo en mí es una enorme gratitud hacia Dios. Él me sacó de la total perdición.
Ahora busco recibir el Espíritu Santo, una vez que pasé a conocer, gracias a Dios, que esta inmensa gratitud no es suficiente, pues a pesar de no vivir más en el pecado, en la mentira y en el engaño, aún me falta la mayor y más grandiosa bendición prometida a los que creen y se comprometen con el Altísimo.
Hoy, gracias a la luz del Señor Jesús, me fue revelado que el Espíritu Santo no acepta el segundo lugar en nuestras vidas.
Él no es un medio para que alcancemos lo que queremos.
Él es lo que debemos querer y desear con todas nuestras fuerzas.
¡Él es Dios!
Tiene que estar por encima de todo: de mis proyectos personales de conquistar una posición social considerable, de ser reconocida por las personas, de casarme, de tener hijos, de graduarme, de mi orgullo, de mi amor por un cantante (casi una veneración), de los deseos de mi corazón.
Obispo, solo sé que preciso, necesito tener acceso a la fuente que posee el Agua Viva. Pues mi vida ha seguido apagada, sin la Luz del Señor Jesús.
El camino es largo, ¡pero no vuelvo a este mundo sucio del que salí!
Sé lo que viví y sé lo que Dios hizo por mí.
Creo que Sus planes son aún mayores. Sé también que solo depende de cuánto dé, para que en la misma medida reciba.
¡En la fe del Ayuno de Daniel!
Gracias, obispo, por todas las enseñanzas, siempre a la luz de la Palabra de Dios.
Un abrazo.
Eliana Souza

* * *

Monaliza

Hola obispo,
Me gustaría dejarle aquí grabado mi testimonio, la maravilla que me ocurrió hace poco.
Bueno, nací en la Iglesia y crecí oyendo la Palabra, pero a los 14 años me alejé de la Iglesia, pues tenía el deseo de conocer el mundo, y entonces me perdí.
Comencé a ir a clases de inglés y enseguida me puse de novia, y me perdí aún más.
Me hice roquera y me rebajé en esta vida sombría.
Por más que nada me faltara, mi vida era infeliz, pues mi madre es de la Iglesia hace más de 15 años y su vida nunca cambió. Ella es del tipo «creyente fanática», no se puede hablar mal del obispo cerca de ella porque enseguida su ira se hará visible. Lamentablemente no conoce a Dios, sino al hombre, ¡pero yo determino que se liberará!
Pero, en fin, yo era una joven muy depresiva, antisocial, triste. Vivía cortándome, auto flagelándose, porque creía que el dolor interno sería «aliviado» con la sustitución del dolor externo. Y así seguí durante 5 años, en este mundo solitario y sola, donde conocí a mucha gente que estaba en la misma tristeza que yo. Para llenarme, tenía que tener mi mirada puesta en mí, ¿y cómo lo hacía? Exponiéndome en Internet, con fotos vulgares, mostrando mi cuerpo para que cada vez más mi popularidad creciera y así me volviera «admirada».
Tenía sexo online, salía con hombres y mujeres que conocía a través de Internet, me emborrachaba y consumía drogas como cigarrillos, marihuana y algunas veces cocaína, pero nunca fui adicta (GRACIAS A DIOS).

Yo estaba vacía y buscaba llenarme con las personas, con los lugares, con el sexo, las bebidas, las canciones satánicas, el auto flagelo.
En esa época, yo, que había nacido en la Iglesia, me denominaba atea. Me convencí de que Dios no existía y blasfemada contra Él.
Obispo, mire como Dios tuvo compasión y misericordia de mí.
Yo blasfemada cosas del tipo:
«Si el adulterio es pecado, entonces ¿por qué Dios embarazó a la mujer de otro hombre?»
o
«Tendrían que sacar esa frase de los billetes ‘¡Dios sea Alabado’!»

Vea bien la situación crítica a la que había llegado.
Tenía bronca de todo el mundo, de usted, de la Iglesia de la que un día había sido miembro.
Mi Dios, tengo vergüenza de estas cosas, pero no me avergüenzo de exponerlo aquí, pues creo que puede servir de ejemplo para alguien que esté pasando por lo que pasé.
Mi vida estaba arruinada, no mucho por fuera, pero por dentro yo era una basura. Era así que me sentía, hasta que conocí a un muchacho y nos pusimos de novios.
Entonces quedé embarazada, fui abandonada.
Pensé que era el fin de mi vida, intenté abortar con bebidas alcohólicas y té de marihuana, pero no lo logré.
Odié a mi hija, durante toda la gestación la llamaba «cosa» (escribiendo esto me viene una aflicción en el pecho por tanta ignorancia).
Yo sabía que la culpa era mía, pero necesitaba culpar a alguien, entonces guardé odio dentro de mí por el padre de ella.
Pensaba siempre que él podría ser linchado hasta perder la consciencia y ser llevado preso. Pero, a través de este acontecimiento, comencé a volverme hacia Dios.
Poco a poco, después de 5 años alejada, fui creando fuerzas internas.
Mi madre oraba, creo que amigos de la Iglesia también, porque sentía ganas de volver hacia Cristo.
Y así fue. Me bauticé y arreglé mi vida.

Este es mi primer Ayuno de Daniel y, al principio, fue difícil. Mi carne gritaba tanto que al comienzo lo hacía de cualquier manera, solo por hacerlo.
Pero con sus mensajes diarios, siempre exhortándonos de la manera correcta, con palabras verdaderas fui creando consciencia sobre lo que debería hacer para acercarme a Dios, sin esperar sentir nada, solo usando mi fe, y realmente FE, sin emociones ni sentimentalismos.
Meditando en la Biblia, escuchando la Palabra, buscando a Dios en las madrugadas, participando siempre de las reuniones más importantes como las de miércoles, viernes y domingos.

Ayer salí de madrugada para hablar con Dios a cielo abierto, mirando la dimensión de ese lindo cielo, y me di cuenta que fui elegida, que Dios me ama y por eso no dejó que me muriera sin antes cambiar mi vida.

Conversé con Dios, en un frío que congelaba, sentí una felicidad por saber que soy escogida, y hoy, en la Palabra Amiga, usted explicaba por qué algunos no tienen el Espíritu Santo, aun siendo “santitos”, y mencionó la entrega total y completa. Fue entonces cuando decidí renunciar a todo (incluso ya habiendo comenzado antes esa entrega), Le dije a Dios:
“Señor, es mi todo por Tu TODO, heme aquí, ¡heme aquí!”
Y fue entonces que vino aquella paz y alegría, no sentí nada, no esperé sentir nada, solo creí que Dios estaba allí mirándome y recibiendo mi Yo por entero. Y Él me contempló con la honra de conocerlo, y usted también dijo: “Ahora usted sabe lo que estoy diciendo, ahora usted entiende”
¡Qué maravilla! Lloré, quise gritar, estaba tan tranquila, no tuve palabras para agradecerle al Altísimo.
¡Ah, qué día maravillosos! ¡Qué momento magnífico! ¡Gracias mi Señor, por darme esta honra y por capacitar al obispo Macedo para enseñarnos todos los días Tu querer!

* * *

¡Hasta los pequeñitos comprenden la Voz del Eterno!

Rani

Me gustaría compartir la alegría de saber que mi hijo de tan solo 5 años está haciendo el Ayuno de Daniel.
Ayer en su escuela, hubo un cine para los alumnos, y la maestra fue a llamarlo para que viera la película. Y él le dijo:
“No, no voy a verla, déjeme que me quede aquí en el aula.”
Y ella preguntó la razón.
A lo que él le respondió:
“Estoy en el Ayuno de Daniel”.
Un simple hecho pero que me dejó muy feliz, porque si yo estoy así, me imagino a Dios por la fidelidad de un niño por el propósito de recibir el Espíritu Santo.
Su nombre es Samuel, y me dijo que un día, cuando fuera al Templo, le gustaría darle un abrazo a usted, obispo Macedo.

* * *

Samuel Serafim de Carvalho

Hola obispo Macedo, me llamo Samuel, tengo 13 años y me gustaría compartir lo que Dios hizo y está haciendo en mi vida.
Yo nací en la Iglesia, soy hijo de obreros.
Sin embargo, incluso siendo hijo de obreros, durante mis 10 y 11 años viví como si no lo fuese. Ya desde muy pequeño hacía cosas que estaban mal, no me gustaba ir a la Iglesia, iba forzado, tan solo por causa de mis padres.
Durante las reuniones, me quedaba “en la luna» y no prestaba atención a nada. No tenía un compromiso con Dios.

Pero, al hacer mi madre un voto por mí, a los 12 años, comencé a involucrarme con Dios.
Entré en un grupo de la iglesia, comencé a estar más firme hasta que, después de muchos meses, tuve mi encuentro con Dios.
Sin embargo, faltaba algo.
Había un vacío. Y entonces llegó el Ayuno de Daniel.
Comencé a oír y a buscar todos los días con usted, en la Palabra Amiga. Y oraba a Dios con sinceridad, pero, recuerdo que en mis oraciones dije: “Mi Padre, no quiero sentir una emoción, pues ella no saciará mi sed, sino que quiero tener Tú Espíritu, pues solo así mi sed será saciada.”

Entonces, en el día 06/10/2015, tuve la certeza de mi Bautismo en el Espíritu Santo que tanto busqué.
Y ahora encontré a mi Jesús. ¡Ah que día!
Confieso obispo que no lloré, no sentí una emoción, sin embargo el Espíritu Santo confirmó en mí el bautismo, pues cuando alababa a Dios, mi alma se llenó de una inmensa alegría, y mientras buscaba palabras para alabarlo, el Espíritu Santo colocó en mi boca el lenguaje celestial, ¡y todo lo que lograba hacer era reír de alegría y alabarlo aún más!
Ahora sí, conozco la voluntad de mi Señor, y quiero que mi adolescencia, juventud y toda mi vida sean gastadas por Dios para servirlo, testificando a todos que Él está vivo, ¡para que de la misma forma que Él me transformó, transforme a otras personas!

¡Gracias Señor Jesús y gracias obispo Macedo, por permitirse ser usado por Dios en esta gran Obra del Espíritu Santo!!!

Lea más:
– 1° Día del Ayuno de Daniel
– 2° Día del Ayuno de Daniel
– 3° Día del Ayuno de Daniel
– 4° Día del Ayuno de Daniel
– 5° Día del Ayuno de Daniel
– 6° Día del Ayuno de Daniel
– 7° Día del Ayuno de Daniel
– 8° Día del Ayuno de Daniel
– 9° Día del Ayuno de Daniel
– 10° Día del Ayuno de Daniel
– 11° Día del Ayuno de Daniel
– 12° Día del Ayuno de Daniel
– 13° Día del Ayuno de Daniel
– 14° Día del Ayuno de Daniel
– 15° Día del Ayuno de Daniel
– 16° Día del Ayuno de Daniel
– 17° Día del Ayuno de Daniel
– 18° Día del Ayuno de Daniel
– 19° Día del Ayuno de Daniel
– 20° Día del Ayuno de Daniel