thumb do blog Blog Obispo Macedo
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¡Él es Lo Más!

Es muy importante hablar de este tema. Tuve mis malas experiencias por tener dudas y satisfacer mi carne.

Perdí mi virginidad de una forma desagradable.

Me involucré con un muchacho que peleaba conmigo porque no aceptaba esperar hasta el casamiento para tener relaciones sexuales. Fueron seis meses de soledad, de angustia y de muchas lágrimas, como no nos poníamos de acuerdo, terminábamos y volvíamos en cuestión de días o semanas.

Yo no quería perderlo, pues pensaba que lo amaba mucho. Pensaba: “¿Y si me arriesgo y estoy con él? Es solamente esta vez…”

Un detalle importante: frecuentaba la iglesia semanalmente hacía más de cinco años. Solo que iba mecánicamente, daba mi diezmo, hacía mis propósitos, no faltaba los domingos…Pero vivía una vida turbulenta en fiestas y con una pésima relación. Pensaba que si Le entregaba mi vida a Jesús me convertiría en una creyente radical, y no quería ser así.

Tenía miedo de negar mi carne y hacer la voluntad de Dios, pero no lo tenía para sufrir y avergonzarme como mujer. Tenía miedo de quedarme sola, me llenaba con pensamientos carnales, no llegué a ver videos pornográficos, pero curiosidad no me faltaba.

Un día no pude resistir y decidí relacionarme con ese muchacho, después de varias insistencias. Cuando llegué a mi casa, me sentí sucia y podrida…Tenía vergüenza hasta de mirarme al espejo. Lloré algunas lágrimas, pero no las suficientes como para arrepentirme, pues continué con la relación.

Un mes después me cansé, me cansé de pensar todo eso, pues me sentía tan vacía y repugnante… Incluso oraba, pero mi oración no tenía fuerza, no existía el deseo de buscar a Dios, de leer la Palabra. Era como si estuviese sola. Entonces resolví renunciar al muchacho y a las fiestas, a los pensamientos y a los DESEOS, y estos eran los peores.

Vino el AYUNO DE DANIEL y resolví hacer lo que nunca había hecho: entregarme 100% en las manos de Dios, sepultar mi carne. Yo solo oía hablar de que Dios era bueno y amoroso, pero no entendía tal amor para conmigo – una impura y pecadora.

El miedo de quedarme sola se fue. Hoy no pienso en eso. Las dudas acabaron y mi vacío se llenó totalmente. Hoy veo que no hay ningún hombre, que no hay amor mayor, nada, NADA mayor que el amor de Dios. Él es Lo Más, Él es el Único que no va a decepcionarnos, aunque estemos llenos de fallas.

Quiero compartir esto con la mayor cantidad de personas posible: Es maravilloso tener la certeza de la Salvación. El AMOR de Dios es supremo, y muchas veces Lo cambiamos por nada, por basuras y tonterías de este mundo. Muchas veces elegimos sufrir en lugar de ser felices, ser felices con Aquel que nos dio la vida y nos entiende como nadie, y ¡NO VALE LA PENA!

Hoy no vivo más para mí sino que vivo la vida de Dios. Estoy sola pero muy, muy feliz porque esta paz y esta alegría que cargo es verdadera y es eterna.

Que Dios bendiga a todos, y que usted sea cada vez más usado para abrir los ojos de aquellos que están ciegos en este mundo de oscuridad.

Desiree – Rio Grande do Sul