El Edén
“Tomó, pues, el SEÑOR Dios al hombre, y lo puso en el jardín de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Génesis 2:15-17
¿Qué había en el jardín? Toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para el alimento; oro en abundancia; piedra de ónix y el río que regaba el jardín, que simbolizaba el Espíritu Santo.
Dios le dio a Adán condiciones de vida con total y absoluta calidad. No le faltaba absolutamente nada, tenía todo lo bueno y lo mejor. Podía disfrutar de todo, sin embargo, de las millares de frutas a las que podía tener acceso, había una que no podría ser tocada. Un ejemplo: de los 100% de la tierra, usted solo puede tocar el 90%, porque los otros 10% pertenecen a Dios. Comiendo el fruto del árbol de la vida él moriría (espiritualmente) y comenzaría a ver su desnudez. Así, el diablo le sugirió, por medio de Eva, que tocara el árbol.
En ese momento, él tuvo que hacer una elección: decirle no a esa voz del diablo y mantenerse en el paraíso con todas las regalías y vivo espiritualmente o darle la espalda a Dios y someterse a la idea del diablo y perderlo todo.
La elección de Adán lo llevó a perderlo todo, al punto de que Dios dijera: «… maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. (…) Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.» Génesis 3:17,19. Y Dios expulsó al hombre del jardín.
Hoy, para muchas personas, la tierra ha sido maldita. Con el sudor del rostro comen el pan con mucha dificultad – ¡cuando comen! Sumado a eso, enfermedades, separaciones, muertes prematuras y pérdidas. Todo eso porque han tocado lo que Le pertenece a Dios.
En lo que se refiere a las personas de allá afuera, nosotros trabajamos arduamente para que conozcan a Aquel que puede librarlas de esta maldición. Sin embargo, tristes son las personas que ya saben que Jesús es la Puerta, pero no quieren pasar por ella. Una señora me buscó y me dijo que está en la iglesia hace 5 años y no logra dar el diezmo. Pero, gracias a Dios, tenemos a millares de personas que, por vivir día a día la fe en el Señor Jesús, entraron en el Edén y que hoy disfrutan lo que Adán disfrutó en los días de su obediencia.
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