thumb do blog Blog Obispo Macedo
thumb do blog Blog Obispo Macedo

El chupete del engaño

Todo el mundo ama a los niños, ¿no es así?
La foto de un niño gimiendo por alguna necesidad conmueve cualquier corazón.
Especialmente cuando sufre de hambre.
¿Quién en su sana conciencia sería capaz de herir a un inocente?
Pero, cuando nacen, sus padres son los primeros en estimular el engaño.
Cuando empiezan a llorar enseguida los padres introducen un chupete en sus pequeños labios.
Pobres criaturitas. Chupan esa goma como si fuese el pecho de su madre.

Pero el engaño no se detiene allí.
Más tarde, son obligadas a tragar el peor de los chupetes: las costumbres religiosas de los padres.
Aprenden que todos son hijos de Dios.

Contradiciendo sus dogmas de fe, las religiones enseñan que el niño no bautizado es pagano.
Y si es pagano, ¿de quién es hijo entonces?
¿El hijo de Dios es pagano?

Enseñan también que Jesús es el Salvador.
Si todos son hijos de Dios, ¿por qué existe un Salvador?
¿Salvador de quién?
¿Los hijos de Dios no son salvos?

Enseñan también que la Santísima Trinidad es el Dios-Padre, el Dios-Hijo y el Dios-Espíritu Santo.
Pero, ¿por qué insisten en llamar a María “la Madre de Dios”?
¿Dios tiene madre?

Si Dios tiene Madre, ¿entonces ella es más grande que Él?
¿Quién es más grande: el hijo o la madre/padre?
¿Dónde está la figura de la Madre en la Santísima Trinidad?

Por esos y otros engaños es que el chupete del diablo sigue contaminando a los seres humanos durante toda la vida.
Y después me dicen que soy desalmado, cuando afirmo categóricamente que los hijos de Dios son solo los nacidos del agua y del Espíritu.

En el caso de que aun tenga alguna duda, vea este texto de la Biblia católica:

“Es en esto que se conoce cuáles son los hijos de Dios y cuáles los del demonio: todo el que no practica la justicia de Dios no es de Dios, como tampoco aquel que no ama a su hermano.” 1 Juan 3: 10