Para todo en la vida, el principio del éxito depende de la base, de los fundamentos. Si los cimientos son bien establecidos, entonces el edificio o la casa estarán seguros para enfrentar hasta terremotos. Eso vale para la vida personal, espiritual, matrimonial, profesional, empresarial, todo…

El éxito humano comienza en la cruz.
Ella es la fuente del principio ético, espiritual y moral.
Primero el espiritual, después el moral.
Si existe principio espiritual, habrá principio moral.
Si existe temor a Dios, habrá amor, fidelidad, respeto, honra, consideración y complicidad en el matrimonio.
El carácter espiritual se refleja en el carácter moral.

La Cruz guía lo espiritual y lo moral.
El asta vertical relaciona el hombre a Dios. Esta columna es establecida en el Primer Mandamiento de la Ley de Dios:
“Amarás al Señor, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y de todo tu entendimiento. Este es el gran primer mandamiento”, dijo Jesús. Mateo 22:37

En términos prácticos, significa que el Señor Dios tiene que ocupar el Primer Lugar en la vida humana, ser el Centro de la atención, de la consideración, del respeto, de la fidelidad y del temor.

Él no acepta compartir tal posición con nadie. Por eso, Jesús fue enfático al decir:

 “El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de Mí, la hallará”. Mateo 10:37-39

Establecido ese principio de fe, el próximo paso es la formación de los brazos de la Cruz.

El Segundo Gran Mandamiento, semejante al Primero, es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:39

¿Qué persona es la más próxima a la otra a no ser el marido o la esposa?

Por lo tanto, los brazos de la cruz están compuestos por dos partes: la mujer y el marido. Sin embargo, esas partes tienen que ser extraídas del asta vertical, para que la cruz sea construida con la madera del mismo árbol: el Árbol de la Vida,

Una vez establecida la Cruz en la vida de alguien, este alguien, indudablemente, “será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. Salmo 1:3