Del infierno al cielo
Obispo Macedo,
Yo vine de la Iglesia Bautista, y de los 5 a los 11 años fui abusada por mi padre, que era pastor de la iglesia. Cuando él predicaba yo tenía ganas de vomitar. Pues siempre se levantaba un “profeta” elogiándolo, diciendo que para Dios él era como David.
Y yo me decía: “¿Cómo es posible? ¡Ese Dios es injusto!”
Crecí de esa forma.
Por causa de eso, no creía más en DIOS.
Llegué a servir a los ‘espíritus’. También comencé a drogarme todos los días. Una vez aspiré tanta cocaína que salió un coágulo de sangre de mi nariz. Y peor, todas las veces que estaba drogada, tenía certeza de que si JESÚS volvía me iba al infierno.
Cierta vez, cuando fui a un curso de español, me desmayé. Entré en la Universal (nunca había entrado), y usted obispo, aun sin conocerme, oraba por los que estaban con la vida al revés. Por eso creo que el propio Dios, por medio de esas oraciones, proporcionó ese momento para mí.
¡Gracias obispo! Soy fruto de sus oraciones.
Cuando usted ora por los perdidos en ese submundo, Dios responde sus oraciones y ha sacado almas de las manos del diablo.
¡No sé cómo agradecerle!
Hoy soy obrera aquí en Recife – PE, en la región de San Martin, y empresaria. Tengo un esposo y un hijo que también son obreros. Los tres hacemos la Obra en la Casa de DIOS. Además de eso, tenemos dos hijas más – una de 12 años, que es de la EBI, y la más chica de 8 años.
Todos mis hijos tienen el placer de estar en la Casa de DIOS. Hoy puedo afirmarle: mi familia es realmente de DIOS, y mostramos eso con nuestro testimonio. Y aprendimos con usted, obispo Macedo, nuestro padre en la FE.
Familia DE ANGELIS
SERVIMOS EN EL ALTAR DE DIOS EN SAN MARTIN, RECIFE – PE
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