thumb do blog Blog Obispo Macedo
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Del infierno a la vida

Obispo, hoy yo no debería estar vivo…

Sufrí con varios problemas desde mi nacimiento, el primero de ellos fue cuando mi padre me abandonó, siendo yo todavía un recién nacido.

Crecí con mucho odio dentro de mí, y para empeorar aun más la situación, mi madre empezó a relacionarse con otro hombre que siempre me golpeaba violentamente. Sufrí muchas agresiones físicas. No hay cómo contar todo en detalle aquí, pero un día, como castigo, él llegó al punto de atarme las manos a un fierro caliente.

Era mucho el dolor y el sufrimiento diario, me acuerdo de la primera vez que ese hombre me agredió dentro de nuestra propia casa. Mi madre no oyó nada. No recuerdo si en aquel momento estaba bajo los efectos de las drogas, o si estaba sedada con los diversos tipos de comprimidos que tomaba todos los días. Yo era tan pequeño y presenciaba muchos problemas.

Yo no sentía ningún placer en quedarme en casa y mucho menos cerca de mi familia. Llegué al punto de comenzar a cortarme con cuchillas y hasta escribí con ellas en mi brazo “I hate U”, que significa “Yo te odio”.

Mi mundo se volvió oscuro cuando me involucré con jóvenes del lado opuesto de la vida. Entré en una banda y me involucré con el mundo del crimen. Robaba, agredía a las personas por diversión y practicaba varios delitos. Yo no tuve infancia.

Empecé a fumar marihuana a los 9 años y a los 14 comencé a vender drogas como cocaína, heroína y éxtasis. Estaba detrás del dinero fácil, pero lo gastaba todo con bebidas.

Fui también agredido varias veces por bandas rivales. Cierta vez, me rompieron una botella de vidrio en la espalda.

Una vez fui apuñalado profundamente y entré en coma por 2 semanas. En otra oportunidad fui apuñalado en el cuello y el cuchillo no alcanzó la arteria por 2 centímetros. En total fui apuñalado por bandas rivales en cinco ocasiones diferentes.

Mi vida era un desastre tras otro, pero yo no conocía nada más allá de aquello. Todo lo que había visto desde niño era violencia y pensaba que aquello era lo que la vida tenía para ofrecer. Estaba tan lleno de rabia y de odio que no lograba pensar qué hacer para salir de aquella vida.

Mi amigo Ryan, que también había estado involucrado en bandas, me invitó a participar de una reunión del Grupo Joven, el Victory Youth Group. Rechacé la invitación. Pero él insistió tanto y vi que su vida estaba totalmente diferente y positiva, que decidí ir.

El pastor estaba hablando sobre los peligros del mundo y mencionó el Carnaval. Yo estaba prestando atención, pero no pensaba que aquello era para mí. Mi amigo me dio una pequeña Biblia y la coloqué en el bolsillo de mi chaqueta.

Al otro día fui al Carnaval con los muchachos de mi banda. Hubo una confusión con otro grupo de gánsteres y terminé siendo apuñalado en el pecho. Vi el cuchillo penetrando en mi chaqueta pero no sentí nada, en aquel momento mi cuerpo quedó paralizado con el choque. Comencé a tocarme el pecho y no tenía sangre

Fue cuando me di cuenta que la Biblia estaba en el bolsillo del pecho de mi chaqueta, la misma que había usado para ir al Grupo Joven de la IURD el día anterior. El cuchillo paró en el Salmo 27, pero debería haberme perforado el corazón.

Aquel día, la Palabra de Dios me salvó realmente. Comprendí que la vida no era un juego y que tenía que hacer algo para cambiar.

Al día siguiente fui a la iglesia y el obispo llamó al frente a aquellos que quisieran borrar su pasado y comenzar una nueva vida a través del bautismo en las aguas. Me arrepentí de haber gastado tantos años de mi vida y me bauticé. Han pasado tres meses y, desde entonces, ya no fui más el mismo.

Abandoné todo: bandas, drogas, prostitución, etc. A cada reunión que participo en el Grupo Joven y también en la IURD, tengo más fuerzas para proseguir en esta nueva vida. Estoy aprendiendo cómo ser un verdadero hombre y también cómo desarrollar una relación con Dios

No es nada fácil obispo. Hoy entiendo porqué mi familia tenía tanta rabia en el corazón. Sé que muchas cosas en la vida son espirituales, y que sólo se resuelven espiritualmente. Oro por el cambio de ellos.

Ahora mi deseo es hacer la Obra de Dios. Quiero salvar almas. Hoy tengo una alegría inmensa, alegría que NUNCA experimenté cuando vivía en la marginalidad. Hoy puedo sonreír de verdad. No me gustaba hablar de mi pasado, pero ahora no veo ningún problema en eso. Uso mi pasado para ayudar a los que están viviendo de la misma forma que viví, para mostrarles que existe una salida.

Ya logré volver a mis estudios, estoy usando todos los recursos posibles para recuperar el tiempo perdido y sé que Dios tiene muchas cosas reservadas para mí. Tengo apenas 16 años de edad y futuro brillante por delante. Hoy puedo decir que no estaría vivo si no fuese por Dios, por la IURD y por el trabajo incansable del Grupo Joven.

Dios lo bendiga Obispo

Lance Scott
Londres – Inglaterra