¿De dónde viene el coraje para el suicidio?
Cuando vemos escenas de personas acabando con sus vidas, lanzándose desde lo alto de un edificio, arrojándose frente a un auto, o pegándose un tiro en la cabeza, nos preguntamos cómo es posible que una persona tenga coraje para tomar tamaña y drástica actitud contra sí misma.
Las respuestas son: los problemas sin solución aparente como deudas, la pérdida de un gran amor, haber sido traicionada por el cónyuge, en fin. Pero todas esas situaciones son argumentos usados por personas que piensan que al tener su alma separada del cuerpo (muerte) entrarán en un ambiente de paz y de solución para sus respectivos problemas. Sin embargo, se engañan y, desgraciadamente, se sumergen en un abismo profundo donde sus nuevos problemas serán insolubles y eternos.
“Al llegar Él a tierra, vino a Su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros.” Lucas 8:27
Observando las Escrituras Sagradas, vemos que, en realidad, el coraje para que una persona asesine su propia vida proviene de un tormento insoportable colocado por el diablo, que usa esas situaciones antes citadas.
El gadareno era un hombre así. Vivía en los sepulcros buscando un alivio; no se vestía, pues la agonía era tan grande que su propia ropa le incomodaba; no habitaba en una casa; y vivía deambulando por los caminos. ¿No es así que viven muchos? O, ¿quién sabe si usted, que está leyendo ahora este mensaje, esté viviendo ese momento?
“Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.” Lucas 8:29
La cantidad de demonios era tan grande que cuando angustiaban a aquel hombre pobre hombre, él, alucinado, multiplicaba sus fuerzas, al punto de despedazar cadenas y grillos.
Esos demonios lo abandonaron por orden del Señor Jesús y atacaron a los cerdos que pastaban cerca. Observe la actitud de ellos al sufrir el tormento del infierno en sus cuerpos.
“Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.” Lucas 8:33
Ahora entiendo el coraje de alguien para desistir de la vida, hiriéndola hasta la muerte. Es querer acabar con el tormento en el que se vive, causado por el diablo, pensando que su motivo es una de las situaciones antes citadas. Por eso todos nosotros, que tenemos el conocimiento del amor y de la gracia de nuestro Señor Jesucristo, no nos podemos cansar de hacer el bien, mostrándoles un nuevo horizonte a esas personas y luchando por sus almas hasta los últimos segundos de nuestra vida aquí en esta Tierra.
Sea un ganador de almas.
Ahí donde usted vive, trabaja o estudia, ciertamente alguien a su lado está pensando, pensó o hasta ya intentó el suicidio. ¡Dios está contando con usted para impedir tamaña tragedia!
¡Que Dios los bendiga!
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