Cuestión de Fe
Aquella ciudad pasaba por una gran sequía. Hacía meses que los cielos no derramaban ni una gota de agua, y los habitantes estaban desesperados viendo morir a su ganado. Los lindos paisajes se habían transformado en típicas postales del desierto.
Cierto día apareció en la región un señor que se decía capaz de hacer llover.
Reunió al mayor número posible de personas en la plaza central de la ciudad y dijo:
-Soy una persona que habla con Dios. Juntos, podemos hacer llover en esta ciudad, pero necesito que todos crean en el poder de sus propias oraciones.
Convoco al mayor número posible de personas a que se unan a mí en oración, mañana al salir el sol, en la iglesia de la ciudad, para que la lluvia caiga abundante e inmediatamente. ¡Todos deben comparecer con fe inquebrantable!
Aquella noticia viajó rápidamente por todas las casas, y antes de la salida del sol del día siguiente, grandes procesiones se trasladaban desde todos los puntos de la ciudad hasta la iglesia. Al llegar todos se arrodillaban y comenzaban las oraciones.
El sol nació, y por varias horas todos oraban, pero la lluvia no caía. Hasta que alguien se acercó al señor que se decía capaz de hablar con Dios, y preguntó:
– Estamos hace horas arrodillados y orando, y la lluvia no viene.
Entonces el señor respondió bien alto para que todos lo oyesen:
– Yo dije que todos deberían venir con fe inquebrantable, pero no fue lo que sucedió.
– ¿Cómo que no? – protestó una señora que ocupaba el primer asiento de la iglesia – Nos levantamos temprano, vinimos hasta aquí, la iglesia está llena y las personas no dejan de orar.
– Entonces, por favor – retrucó el señor – Levante las manos quien trajo su paraguas.
Reinó un silencio total, y las personas fueron saliendo una a una, comprendiendo lo que realmente significaba “fe inquebrantable”.
“Solamente al tener fe inquebrantable en lo invisible, usted será capaz de realizar lo imposible”
Colaboración: Obispo Marcio Carotti.
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